Capítulo 24

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-Es hermoso... -murmura Jin observando encantada el gran lago frente a nosotros, estando sentados en una roca, ella recostada contra mí.

-Si... es una muy hermosa vista -comenté llamando su atención.

Cuando se voltea a verme nota que me refería a ella. Se sonrojó de nuevo, acostó su cabeza en mi hombro y no dijo nada más. Apoyé mi cabeza sobre la suya y me mantuve pensativo por un tiempo, recordando que hoy era el día en que esta apuesta terminaría, no me siento orgulloso para nada y sinceramente no quería confesarle sobre esto a Jin. Me odiaría y realmente no quiero eso.

Volví a mirarla de reojo, pensando en lo que quería hacer a continuación y si estaba seguro. Suspiré levantando mi cabeza y queriendo levantarme con ella.

-Oye... ven conmigo -le tendí la mano.

Me mira antes de aceptarme la mano y levantarse de la roca, fuimos hasta el centro del lago, volando sobre este como si estuviéramos caminando sobre el agua. Ella me mira extrañada pero yo sonreí, la jalé hasta sujetar su cintura con una mano, y aún sosteniendo su mano con la otra.

-Jin... yo quiero decirte algo...

¡Demonios! Estaba nervioso... mi corazón palpitaba tan rápido y sentía que me trabaría, no me reconocía en verdad.

-¿Sí? -pregunta ella.

-Bueno... pasa que... yo, no sé que ocurre... digo, sí sé qué es lo que me está pasando pero es algo complicado. Me asusta todo esto porque es algo nuevo para mí, no se lo digas a nadie, aún quiero que piensen que no me da miedo nada.

Jin suelta una ligera risa que me hizo detenerme de todo lo que estaba diciendo para concentrarme. Resoplé armándome de valor.

-Lo que quiero decirte, Jin... es que... me gustas. De verdad me gustas.

Ella abre los ojos de par en par, por un momento creí que iba a rechazarme de nuevo y creer que estaba mintiendo, pero no... Su sonrisa me hizo tranquilizar, rodeó mi cuello con sus brazos y acercó su rostro al mío, hasta rozar nuestros labios.

-Ya te estabas tardando demasiado -responde antes de besarme.

Me sorprendí un poco pero no tardé en corresponder al beso. Se sentía tan diferente a los demás, este era más intenso y más cargado de sentimientos nuevos que eran correspondidos por ambos.

-Entonces, Jin. ¿Me dejarías ser tú novio de ahora en adelante? ¿Ser mi reina? -pregunté al separarnos, ella asiente de inmediato.

-Por supuesto, sí quiero, Dylan.

No podía esconder mi felicidad. La abracé con fuerza y suspiré aliviado en su cuello. Ella me corresponde acariciando mi espalda y haciéndome estremecer por su tacto.

Ahora esto se volvió más peligroso... ella era la única capaz de romper o sanar mi corazón... La única que podía quitarle todo el sentido a mi vida en un instante. Alguna vez Rod y yo creímos que esto era absurdo y que jamás debería de ocurrir, pues solo nos traería dolor. Pero quizás estuvimos mal, quizás es bueno experimentar esto de vez en cuando para saber lo que es la felicidad plena y verdadera.

-¿Eh? ¿Ustedes dos? -papá nos miraba sorprendidos y el resto no dejaba de ver nuestras manos juntas luego de contarles la noticia.

-Sí, papá. Estamos juntos -repetí sonriendo, abrazando por la cintura a Jin.

Mi mamá, Sarah y Nilsa sonríen ampliamente y sueltan un chillido de emoción. Jayd se acerca a mí y apoya su mano en mi hombro, sonriendo.

-Sabía que esto acabaría así. Más te vale no hacerla llorar, es la mejor líder del grupo.

Jin le sonríe a Jayd amistosamente y él le devuelve la sonrisa igual. Asentí en respuesta a mi hermano y volví a mirar a Jin, desearía de verdad no hacerla llorar jamás... pero aún me preocupaba el tema principal, que aunque terminaba hoy siempre me perseguiría. Y aún así me arriesgué a pedirle ser mi novia... no sé que es lo que me sucede.

-Me alegro mucho por ti, Dylan -Sarah me abraza efusivamente.

-Gracias, princesa -respondí, ella se separa de mí y abraza a Jin, tomándola por sorpresa.

-Bienvenida a la familia, Jin -mamá le sonríe y también la abraza con cariño.

-Gracias... -responde ella aceptando el abrazo de las dos.

Las miré enternecido, pero me di cuenta de lo tarde que era afuera así que volví a tomar la mano de Jin y miré a todos los presentes.

-Tenemos que irnos. Mañana hay trabajo y debemos descansar -comenté.

-Sí, está bien. Vayan tranquilos -dice mamá.

Nos despedimos de todos ellos mientras salíamos de la casa de mis padres. Jin y yo volvimos a mi auto y fuimos hasta el departamento, pues recogimos un par de cosas de la casa de Jin para que pudiera quedarse a dormir en la mía. Así iba a ser mucho más fácil ir a trabajar para ella. Y sinceramente, dormir a su lado y saber que había perdido la apuesta... me hizo feliz.

APOSTEMOS A LA VERDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora