-Hoy tenemos el día libre -comenté cuando Jin había terminado con su desayuno- ¿Te gustaría ir al clan?
-Huh, sí, me encantaría -respondió con una sonrisa.
Asentí devolviéndole la expresión y levantándome junto a ella para llevar las cosas a la cocina y lavarlas. Luego fuimos a prepararnos, y finalmente nos encontramos en el auto, de camino al bosque. Miré a Jin de reojo y sonreí al verla moviendo la cabeza al ritmo de la música que puse para tener un ambiente más cómodo. Vi su mano sobre su regazo y sin pensarlo demasiado, la sujeté y la puse en la palanca de cambios.
-¿Hm?
Ella me miró pero ya estaba prestando atención a la carretera de nuevo. No la quitó y eso fue lo mejor de todo. Conduje más lento apropósito, no quería llegar si eso significaba tener que soltar su mano. Me gustaba tenerla así más tiempo, pero como cualquier viaje, se tiene que terminar tarde o temprano. Llegamos al bosque y estacioné el auto para salir de este y adentrarnos entre los árboles hasta escondernos lo suficiente como para poder extender nuestras alas sin ser vistos por nadie. Volamos hasta los clanes, sintiendo un sentimiento agradable al ver como todo prosperaba perfectamente.
-Todo se ve... muy bien... -comenta Jin viendo a su nuevo clan.
Digo nuevo, ya que mandé a hacer algunas remodelaciones y más casas para los cuervos. Ahora era como una ciudad como los demás clanes, ya no eran de bajos recursos porque además, los ingresos que Jin conseguía de mi trabajo estaban siendo de mucha ayuda para todos ellos.
-Es verdad... -respondí-. Te dije que todo mejoraría
Ella asiente sonriendo enternecida mientras miraba a su clan con emoción y gratitud. Bajamos hasta tocar el suelo y todos nos saludaron respetuosamente al vernos. Hasta que un grupo de mujeres se me acercaron para coquetear conmigo y yo sonreí nervioso, pues no quería ser grosero con ellas.
-Lo siento, chicas... esto... me tengo que ir -volé rápidamente, agarrando la mano de Jin de paso y salimos volando.
-¿Qué? ¿No te quedarás con ellas? -preguntó apartando su brazo para cruzarlos sobre su pecho.
-Reina... ¿A caso está celosa? -cuestioné con una sonrisa más amplia. Ella abre los ojos de par en par y se sonroja pero me mira fulminante.
-C..Claro que no ¡Idiota! No tendría porque estarlo.
-Sí, claro... -la sujete por la cintura-. Solo admíte que lo estás.
Apartó la mirada rodando los ojos y aún cruzada de brazos. Reí acercándome a su oreja y rozando mis labios por su piel.
-No te preocupes, ya ninguna otra mujer es de mi interés. Solo una... -me mira y aproveché para besar sus labios.
Suspiró derrotada antes de seguirme el beso con igual intensidad. Sus brazos se aflojaron y acarició mi cuello con delicadeza. Al separarnos, tomé su mano y sonreí, ella estaba sonrojada pero no volvió a quitar su mano.
-Vamos, volemos un rato.
Asiente estando de acuerdo. Ambos paseamos por el clan en nuestra propia ruta por el cielo, aunque ella se adelanta y hace algunas vueltas y luego va hacia arriba, por las nubes y yo la seguí hasta perderla de vista.
-¿Huh? ¿Reina? -miré por todos lados pero no aparecía- ¿Jin?
Nada.
De un momento a otro ella aparece frente a mí extendiendo completamente sus alas y con una sonrisa en el rostro y los ojos cerrados, aspiraba el aire, disfrutando de la sensación.La veía y me parecía cada vez más una Diosa...
Ella me mira un segundo pero luego cierra los ojos otra vez y se deja caer. Yo sonreía aún y bajé junto a ella. Esperaba a que volviera a volar antes de chocar contra el suelo pero no lo hacía. Mi corazón dio un vuelco al ver que cada vez se acercaba más al suelo y extendí una mano hacia ella para alcanzarla.
-¡Jin!
Ella extiende sus alas y hace una pirueta por el suelo para luego saltar y volar nuevamente, sin embargo, yo rodé por el suelo por no haber predicho eso. Escuché la carcajada que soltó Jin y la volteé a ver fulminante pero cambié mi expresión al verla reír así...
-Debiste de verte, fue tan gracioso -menciona limpiándose las pequeñas lagrimas de risa.
Me levanté con un pequeño sonrojo en las mejillas y me sacudí la tierra de la ropa.
-Tuviste que avisarme de que harías eso -murmuré reprochándola.
-¿Y perderme de como rodaste en el suelo? Gracias, pero prefiero divertirme -hice una mueca y me crucé de brazos-. Ay, no te amargues.
Se acercó a mí, apoyo su mano en mi mejilla y besó mis labios haciéndome olvidar por completo de cualquier enfado. Ella sonrió y se alejó aún acariciando mi mejilla, mi cuerpo la siguió hasta que despegó su mano de mí y yo reaccioné sacudiendo la cabeza.
-Casi me ha dado un ataque, así que me debes algo.
-Bien -rueda los ojos- ¿Qué quiere el señorito?
Sonreí y volví a atraerla hasta mí, tomándola por la cintura y agachando mi cabeza hacia su rostro.
-¿Qué le parece un beso de su majestad?
-Acabo de darte uno, eres un avaricioso -ríe negando con la cabeza.
-Pues entonces dos besos. Es lo justo, ¿no?
Ríe por lo bajo pero entonces se para en puntillas de nuevo y besa mis labios. Sus brazos rodean mi cuello y los míos su cintura, no nos importaba que hubieran cuervos que nos veían asombrados y murmurando. La dejé sin aliento, quise separarme pero ella no creía igual. Me acercó de nuevo y volvió a besarme, dejando en claro que quería más de mí.
Se sentía tan bien.
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APOSTEMOS A LA VERDAD
Romansa|| 3/4 saga "Volemos Siempre Juntos" || El regreso del hermano mayor de los Rais hizo emocionar a muchos y molestar a otros, pero más grande fue la sorpresa de todos al darse cuenta del cambio en él, pues sin duda no era el mismo que el de hace años...