Estos momentos de paz eran los que más me gustaba, no tener nada del trabajo pendiente me hacía poder disfrutar de las comodidades de mi hogar sin preocupaciones. Miraba la televisión desde el sofá, mientras tomaba una taza de café y esperaba a que mi reina se despertara. Volví a beber de mi café, trago tras trago hasta haberlo terminado. Dejé la taza sobre la mesita a un lado justo cuando empecé a escuchar pasos bajando las escaleras.
-Buenos días, Reina -saludé sonriendo.
-Buenos días... -responde aún adormilada.
Me levanté y fui hasta donde ella estaba para tomarla por la cintura, sujeté su barbilla con suavidad y la besé en los labios como si acariciara estos con los míos. Ella se aferra a mi remera con ambas manos mientras me sigue el beso con igual profundidad. Al dejar de besarla, sonreí y aparté un mechón de cabello de su rostro y suspiré.
-¿Quieres desayunar? -pregunté acariciando levemente sus brazos.
-Sí, me gustaría -respondió ella sonriendo-. Voy a buscar algo un segundo que me he olvidado, ya regreso.
Asentí, ella vuelve a irse por las escaleras. Sonreí y reí un poco ya que me causaba gracia esta situación, porque jamás me imaginé siendo novio de nadie. Fui hacia la cocina para ver que podría cocinar pero en eso escucho los pasos de Jin.
-¿Dylan?
-En la cocina -avisé. La escuché acercarse y luego la vi entrando.
-Oye... lo siento pero, tengo que ir al clan, no podré quedarme a desayunar -avisó teniendo su celular en mano.
-¿Sucedió algo? -pregunté.
-No, no, solo... solo que tengo una reunión con los demás líderes. Sí, eso... -respondió arrugando la nariz a lo último.
La observé un segundo antes de acercarme y tomarla por la cintura.
-¿Te acompaño?
-No hace falta, puedo ir sola -sonríe, me besa en los labios fugazmente y se aleja-. Iré... iré a cambiarme.
Asentí. Ella desaparece de mi campo de visión y yo me quedé pensativo, pues sabía que ocultaba algo. Es obvio que mentía... hizo aquel gesto y además no se le escuchaba segura. Sabía de sobra que aunque le preguntara no iba a decirme, la conozco, así que decidí averiguarlo por mi cuenta. Agarré mi celular y marqué el número de mi hermano.
-¿Hola? -se le escuchaba adormilado. Fue mi primera señal.
-Jayd... ¿Hoy los líderes de los clanes tienen una reunión?
-Am... no... ¿Por?
-Por nada, solo... un malentendido -respondí.
Agradecí a Jayd quien se había quedado más que confundido pero aún así le colgué. Hice una mueca por no saber lo que estaba pasando pero volví a escuchar a Jin, ella bajaba ya lista para irse y más apresurada de lo normal, aunque quisiera ocultarlo de mí con una sonrisa.
-Ya me voy, nos vemos, Dylan -anunció.
-Oye... -sorpresivamente la acorralé contra la pared para ponerla nerviosa-. Es muy temprano, ¿realmente tienes una reunión ahora? Creo que mi hermano se pasa un poco.
-Es cierto, ¿no? -riesgo nerviosa-. Sí, para las reuniones no hay horario especial. Nos avisó hace un momento así que tengo que volar.
Volvió a arrugar la nariz y sonreír. Asentí lentamente pero luego suspiré y me alejé de ella para darle vía libre.
-Está bien, cuídate. Nos vemos -besé sus labios fugazmente y fui a sentarme en el sofá.
-Sí... adiós...
Ella se apresura a salir del departamento y cuando cerró la puerta yo me quedé mirando un punto fijo en la nada por un momento. Volví a sacar mi celular y a llamar a otro número.
-Oye, Mark... ¿Tienes algo que informarme? -cuestioné.
Mark es uno de mis amigos que ahora trabaja como jefe de guardia para el clan de Jin, a petición mía y siempre me mantiene al tanto de lo que ocurre.
-De hecho, sí... Iba a llamarte pues la situación aquí es confusa y peligrosa.
-¿Qué pasó?
-Las águilas llegaron. No están atacando pero su líder parece interesado en hacerse con el clan de Jin.
-¿Cómo? -me levanté por la sorpresa.
-Me temo que esto podría terminar en una guerra y el clan aún no está listo para pelear. Temo que los aniquilen a todos.
-Voy para allá.
Colgué la llamada y de inmediato fui a prepararme antes de salir apresurado al clan. Estaba preocupado por ellos y por Jin...
Narra Jin
Mis pasos retumbaban por el lugar mientras veía de reojo a todos los guardias que custodiaban cada rincón. Me vieron llegar a la habitación principal y la abrieron para dejarme pasar.
-¡Jin...! Qué alegría volver a verte... -él me miraba con una sonrisa arrogante.
-Levántate de mi lugar. Ahora -espeté.
-Uf, fría como siempre... jamás lo olvidaría.
-No me hagas repetirlo, Will. Bien sabes que odio hacerlo.
Él deja ver una sonrisa aún más grande antes de reír entre dientes con algo de burla y se levanta elevando sus manos a la altura de su pecho a modo de paz.
-Bien... ya me levanté -comentó.
-Vete de mi clan, y llévate a tus estúpidos pollos contigo -exigí pero él extiende sus grandes alas para ser amenazante.
-No somos pollos, princesa... Somos águilas.
-. No me importa lo que sean ustedes. Lo único que quiero es que saques a tus estúpidos guerreros de mi clan.
-¿Tú clan? -ríe burlesco.
Will se me acerca intimidante pero no lo suficiente como para hacerme retroceder o temblar. Se enderezó frente a mí y levantó más mi cabeza con su mano en mi barbilla.
-Pobrecita, princesa... ¿No te has dado cuenta? Este clan ahora me pertenece. Tú ya no tienes poder aquí -sonríe. Abofeteé su mano para apartarla de mi barbilla.
-No juegues conmigo, Will. Este clan no es tuyo, los cuervos son mi gente y a menos que yo muera jamás te cederé el liderazgo. Así que lárgate de aquí.
-Querida princesa... adoro cuando te pones así, te hace ver tan interesante y feroz como siempre.
Intentó tocarme de nuevo, hice una mueca al ver sus intenciones, estaba aguantando el arrancarle la mano en estos momentos para que sus guardias no saltarán a defender a esta gallina.
-No te atrevas a tocar a mi mujer.
Ambos nos sobresaltamos al escuchar una tercera voz. Miramos a un lado y yo abrí los ojos de par en par al ver a Dylan entrando por la ventana. ¿Pero qué se supone que hacía aquí? Le dije que quería venir sola. No quería involucrarlo en esto.
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APOSTEMOS A LA VERDAD
Romance|| 3/4 saga "Volemos Siempre Juntos" || El regreso del hermano mayor de los Rais hizo emocionar a muchos y molestar a otros, pero más grande fue la sorpresa de todos al darse cuenta del cambio en él, pues sin duda no era el mismo que el de hace años...