Capítulo 23

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MADDY

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MADDY

Acción de gracias llegó, como costumbre, nos reunimos en casa de Devyn, quien ha preparado una cena para todos. Brandon, Charlotte y yo nos encontramos ayudándole a preparar la mesa y terminar con la pequeña y cálida decoración de otoño.

Escuchamos el timbre y los tres compartimos una mirada.

—Yo abro —dice Brandon alejándose de la mesa para ir hacia la puerta principal, es cuestión de segundos para que escuchemos al pelirrojo darle la bienvenida a Ian, quien se avecina al interior de la casa con un poco de timidez hasta que Devyn aparece.

—¡Ian! ¡Qué bueno que llegaste! —exclama Devyn, agitando las manos con aquellos guantes de cocina que trae puestos—. Los chicos están terminando de colocar la mesa, ¿por qué no me ayudas en la cocina?

—Buenas noches, chicas. —nos saluda a Charlotte y a mí con un asentimiento de cabeza antes de ir a la cocina con Devyn—. Con permiso.

Mis amigos y yo continuamos con la decoración.

—¿No ha venido Travis? —pregunta Charlotte, su ceño se frunce. Brandon niega y se encoge de hombros.

—Me temo que no, quizá ha estado ocupado estos días.

Por el resto de la semana, parece que Travis ha dejado el pueblo, pues no hay ninguna señal de él, no lo he visto correr por los alrededores como de costumbre e Ian parece estar solo en casa pues lo he visto por las tardes salir a regar sus plantas y ha estado comiendo en Devyn's últimamente.

—¿Creen que se ha ido de nuevo? —pregunta Charlotte, Ella y Brandon comparten una mirada que encuentro cómplice, cómo si supieran con exactitud qué Travis tiende a desaparecer seguido.

—Sabes que siempre es impredecible. —inquiero Brandon en un tono que no sé descifrar. Minutos más tarde, Devyn e Ian aparecen con la charola de Pavo en manos, después traen puré de papas, ensalada y pan para acompañar la cena.

—Huele exquisito. —dice Brandon y Charlotte y yo asentimos en acuerdo. Realmente huele bien.

—Me alegro de oírlo porque espero que todos devoren sus platos —dice Devyn a manera en general, sin embargo, su mirada se detiene en mi por un instante, es una mirada cómplice. Oprimo una mueca y asiento en acuerdo.

Por mucho tiempo, hacia mi esfuerzo por mantener una figura esbelta, mamá siempre me hacía tomar una dieta estrictamente rigurosa que debía seguir al pie de la letra por tal de no subir de peso y aun cuando tenía un peso adecuado, para ella no era suficiente, decía que si no lucía un vientre plano, y mis muslos eran demasiado anchos, nadie querría a una chica tan desfigurada como yo, por muchos años creí que tener el cuerpo ideal con las medidas correctas me haría ser mucho más guapa para los ojos de los demás. Aunque creo que lo que influía más en mi eran todos esos comentarios que mi madre siempre hacía.

La Luz de Mi TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora