Capítulo 24

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TRAVIS

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TRAVIS

Era de imaginar que la familia de Elena podía regresar a Daxton, sin embargo, llegué a considerar que eso no sucedería, que estaban tan afectados por su muerte que no pondrían un pie en el pueblo, al menos eso era lo que yo tenía pensado hacer. Si no hubiese sido por aquella carta que escribió yo jamás hubiese aparecido por aquí.

En el ejército, cada vez que cometía una estupidez, Elena siempre estaba allí apoyándome, recuerdo todas esas noches en las que los dos conversábamos haciendo guardia, ella siempre deseaba volver a casa y formar un hogar aquí, yo por otro lado, quería volver, tomar todas mis pertenencias y desaparecer para siempre, Daxton nunca me hizo sentir como si fuera mi hogar, me sentía ajeno al pueblo, era el chico problemático y todos lo sabían y aun me miraban de esa forma sabiendo que ahora era un hombre, hablábamos de ello todo el tiempo, ella siempre intentaba convencerme de quedarme en el pueblo, de formar una vida aquí y después de su muerte, supe que cualquier lugar sería mejor que Daxton Hollow, me prometí a mí mismo que no volvería jamás, no después de su muerte, no podía lidiar con esas miradas acusatorias que me culpaban porque ella ya no estaba aquí, sin embargo, su carta me había hecho volver y en situaciones como está, me arrepiento de que allá sido de esa forma.

No puedo evitar sentir una sensación de culpa por regresar al pueblo en que me críe creyendo que las cosas podían ser diferentes, que ya no era él mismo chico problemático que se había criado en el pueblo. Es evidente que por mucho que yo haya cambiado, las miradas acusatorias y desaprobación continúan presentándose, mi padre lo sabe y estoy seguro de que algunos del pueblo le han hecho comentarios al respecto, sin embargo, aun cuando los dos no tenemos la mejor relación padre e hijo, se esfuerza por mantenerme en su vida y hacer caso omiso a todos esos comentarios acusatorios que piden que me largue del pueblo.

Siempre he tenido razón con lo de no ser querido en ningún lado, al menos, nunca he encontrado esa paz que muchos colegas dicen encontrar cuando encuentran estabilidad en sus vidas.

Siempre intento pensar antes de actuar, planificar las cosas con la intención de ejecutarlas de manera adecuada, pero cuando Maddy ha aparecido en mi camino no he contendido las ganas de abalanzarme a ella y comenzar a besarla, son casi nulas las veces en que he recurrido al sexo para escapar de mis problemas, pero con Maddy frente a mí, lo único en lo que pensaba era volver a estar con ella. No sé con exactitud qué es lo que tiene que me hace querer estar con ella, no me cabe duda que una parte de mí se vuelve loco a su alrededor y lo único que desea es protegerla y perderse en ella.

Un bufido lleno de exasperación se me escapa mientras caminamos hasta su casa y entramos, ya en el interior de ella, Maddy enciende las luces con cautela y la sigo hacia la cocina donde saca dos vasos para servir agua y después va al refrigerador para sacar dos botellas de cerveza. Acepto ambos, me bebo primero el vaso de agua y después destapo la cerveza para darle un trago.

Ninguno de los dos hablamos, nos quedamos en silencio por un largo instante, Maddy me da miraditas discretas por encima de sus largas pestañas, tiene una mirada curiosa y sé que tiene en la punta de la lengua volver a preguntar si iba a irme. Me adelanto a los hechos.

La Luz de Mi TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora