Capítulo 34

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MADDY

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MADDY

Tengo un día bastante ajetreado en el restaurant y me sorprendo al saber que Travis está de vuelta en el pueblo, sin embargo, nos vemos hasta el día siguiente cuando viene a Devyn's a desayunar con Ian.

—Buenos días, ¿Qué puedo servirles?

—Hola Maddy, yo quiero una de las especialidades de hoy —dice Ian sin checar mucho la carta, como la mayoría aquí, se sabe el menú de memoria—. Y café.

Lo anoto en mi libreta y después veo a Travis quien dibuja una pequeña mueca.

—Lo mismo también —se encoge de hombros y asiento—. Bien, sus ordenes estarán listas en unos minutos.

No me quedo a conversar como suelo hacerlo de vez en cuando porque hay demasiados comensales que tengo que atenderlos de inmediato, la mayoría no resulta ser del pueblo por lo que intento atenderlos rápido y de la mejor manera posible en caso de que se interesen en volver.

La mamá de Brandon aparece media hora más tarde en la cafetería y veo que decide sentarse junto con Ian y Travis, me acerco de nuevo a su mesa para atenderla.

—Buenos días, Devyn.

—Buenos días, Maddy, ¿podrías traerme un poco de café por favor? —pregunta con gran amabilidad, seguramente ya ha desayunado en casa y solo le apetece el café como de costumbre. Asiento y voy hacia la cocina con Brandon.

—Devyn está aquí, ha ordenado solo café.

Le cuento, Brandon suelta una risita seca mientras termina de freír el tocino,

—Seguro que sí, esa mujer bebe café como si no existiera otra bebida en el universo.

—Vaya, ahora sé de quién lo has heredado —pues Brandon también toma demasiado café durante el día.

—¿Qué te digo? —se encoge de hombros.

Preparo el café, lo llevo a la mesa y de nuevo continúo atendiendo a los demás clientes. La mañana se pasa rápido aun cuando nos vemos sin un descanso, cuando por fin los clientes han disminuido para el medio día, Brandon y yo decidimos sentarnos en una de las mesas disponibles y descansar.

Travis, Ian y Devyn ya se han ido.

—Estoy exhausto.

—Somos dos.

Me quejo junto con mi amigo, quien suelta un suspiro.

—Por una parte, me alegro que tengamos demasiados clientes, pero por otra parte lo detesto —se queja del trabajo de nuevo y rio.

—Te entiendo perfectamente. Necesitamos un buen respiro.

—Así es, oye, ¿Travis volvió a casa antes?

Pregunta algo que es un tanto obvio.

—Tal parece, realmente no he podido hablar con él.

Brandon asiente.

La Luz de Mi TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora