Capítulo 43

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TRAVIS

No le menciono a Maddy el hecho de que un carro ha estado rondando en casa y que me parece que es el mismo auto de aquel hombre con el que me tope en el restaurant, no lo hago porque quiero averiguar por mi cuenta quien es, sin embargo, la tarea no es fácil porque tengo que ir al trabajo y por las noches, no hay ningún auto rondando a los alrededores, por lo que no tengo idea de si aquella persona a vuelto a ir a Devyn's.

Después de mi jornada en el trabajo, le escribo a Maddy para dejarle saber que no iré a casa, he quedado de verme con Brightly, a quien al parecer le adelantaron su misión y no podrá quedarse en Daxton como tenía planeado, aun así acordamos de vernos antes de irse y como ha estado aquí en el estado de Pensilvania, vernos en una de las ciudades parece ser la mejor opción.

—¿Qué tal van las cosas con Maddy? —pregunta, curioso sobre nuestra relación.

—Creo que bien.

—¿Crees? ¿Cómo es qué crees? ¿Acaso no están bien entre ustedes? —me cuestiona atacándome con sus preguntas, de manera rápida.

—Creo que lo están, Matt —suelto con algo de resignación.

—Esa no es la respuesta que esperaba oír —me deja saber e intento ocultar mi mueca.

—Bueno, estamos juntos y...

—La quieres, puedo notarlo —dice recargándose en su asiento—. Debo admitir que siempre creí que tú serías el tío solterón algún día y no yo.

Me acusa con el dedo indice, luce algo decepcionado de esto y frunzo el entrecejo.

—¿De qué demonios hablas?

Juro que a veces se le ocurren demasiadas locuras.

—Me refiero a que siempre creí que yo terminaría comprometiéndose primero que tu, ya sabes, saliendo con una chica, casándose, teniendo hijos y tu serías el tio solterón que les da regalos caros porque no tienes hijos y haces con mis hijos todo lo que yo les prohibidos.

—Vaya descripción —comento procesando lo que ha dicho y después chasqueo la lengua antes de negar—. ¿Lo dices en serio?

Le doy una mirada incrédula, sus ojos azules me confirman que no está bromeando. No puedo creerlo.

—Vamos Travis, todos creíamos eso de ti —se encoge de hombros como si fuera algo que yo debía de estar al tanto—. Sinceramente, jamás imaginé que querrías salir con alguien después de... ya sabes.

Concluye con una pequeña mueca que encuentro melancólica, sé que él también quería a Elena, eran buenos amigos.

—También yo —admito en voz alta. Nunca imaginé que encontraría a alguien.

—Y aquí estamos, la vida siempre nos da sorpresas, ¿no crees? —enarca una ceja y una risita sale de mi ante ello.

—Es cierto —concluyo, hay un breve silencio antes de que vuelva a hablar—. ¿Te sientes preparado para está misión?

—No lo sé, Afganistán... ya sabes, es horrible —dice sin más y sé a lo que se refiere, la mayoría de nuestras misiones juntos fueron allí, es una suerte que los dos estemos aquí con vida porque es difícil sobrevivir a todo por lo que pasamos estando allí—. Si regreso a casa —comenta inclinándose al frente y cruzando sus brazos sobre la mesa, me acerco también para escucharlo mejor—. Me comprometeré con alguien, cualquier chica, incluso una viejita, no pienso morir solo.

No puedo evitar soltar una carcajada por sus palabras.

—Estás loco.

—No lo estoy, lo digo en serio, Orman —me acusa al señalarme—. Es una promesa, lo haré si vuelvo vivo a casa. Solo hay dos maneras de volver a casa, vivo o muerto y yo...

La Luz de Mi TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora