Marion

Capítulo 2

Su presencia me dejó un poco nerviosa, ahora si les dire las grandes razones por las que no creí que él pudiera investigarme o encontrarme jamás.

•1: él me dejó muy en claro que no podía estar con alguien como yo.
•2: yo no podía ser relevante, él jugó conmigo y yo dejé muy en claro que no lo quería ver de nuevo.

Han pasado 5 años desde la ultima vez que lo vi. ¿Por que ahora? Esto era parte de un plan, ¿pero cual? Necesitaba saber de cual. Eso sería en otro momento.

Cerré los ojos e intenté controlar mi mente, mis pensamientos y mis sentimientos, funcionó, realmente funcionó, mi respiración se tranquilizó, me volví a sentir tranquila y libre, pude permitirme abrir los ojos de nuevo. Esos sentimientos de miedo y vulnerabilidad lo hice desaparecer, al principio pensé que no funcionaría, pero siempre funcionaba, me hice entender que él no sabía nada de esto, que solo conocía lo que yo quería que conociera. Y así era.

Aquí la nieve caía más recio y con más intensidad. Nadie decía ni una palabra. Sam me observaba por el espejo retrovisor y sabía que quería formular la pregunta, yo solo puse los ojos en blanco y entendió.

—¿Ese era en realidad...? —dejó la palabra en el aire, a Rocko se le contrajeron los dedos de tanto apretar el volante y él finalizó.

—Pierce. —dijo con voz fría que asustaba. Yo me giré hacia él y le di una sonrisa cerrada.

—Sí. Pero nada cambia los planes. Averiguaremos que trama. —las miradas las sentí sobre mí.— ¿que?

—No podemos hacer ambas cosas a la vez. —dijo Sam.

—No pueden, quizá. Yo lo haré. —dije con voz segura y fría.

Todo se quedó en silencio y nadie dijo nada. Llegamos al bar que frecuentaban estos tipos y baje de la jeep, la nieve seguía cayendo y eso era un poco difícil para estos casos, el clima encantador, sin embargo, no ayudaba mucho en estos días.

Cuando entramos Sam y yo, nos apresuramos a quitarnos los abrigos y tomamos nuestros lugares, sabía donde se sentarían ellos y solo aguarde serenamente. Estaba comenzando a tomar un vaso de whisky cuando llegaron.

—Chicas, se equivocaron de mesa. —dijo uno de ellos con voz algo nerviosa, este sería mío. Yo fruncí el ceño confundida.— sí, es nuestra.

—Relájate —le dijo el otro tipo, las canas comenzaban a pintarse sobre su cabello café.— ¿podemos invitarlas a un trago, chicas?

—Claro que pueden. —dijo Sam en tono coqueto. Dándose por vencido el tipo se sentó junto a mí, inmediatamente me dieron escalofríos. Tomamos un poco y técnicamente los desnude, pude haber echo que me contaran de que color usaban su ropa interior el día de hoy y lo hubieran echo.

—¿Les parece si... nos divertimos aún más? —dije en tono raspocito, como si de verdad estuviera borracha. El tipo que se sentó con Sam accedió inmediatamente, el tipo a mi lado, dudo, este fue él que me dio el veredicto, fue quien me destruyó con cinco simples palabras: es falso, queda en libertad.

—Quizá debería ir a casa. —propuso él, yo no lo dejaría ir tan fácil, aparte sabía lo que buscaban aquí, sino, ¿por que venían?

—Una lástima... —dije con voz seductora— pensé que podría divertirme aquí.

—Hay chicos más jóvenes y guapos aquí. —atacó él. Justo lo que necesitaba.

—¿Jóvenes? —repetí incrédula.— pensé que confiabas más en ti, hombre. Pero no os preocupéis, nosotras sólo estamos de paso. Sue, nos vamos.