Capítulo 8

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Marion

¿Que hacía pensando en Drew? Jajaja. Nada. Él solo me sacaba de quicio, debía controlarme más, ayer casi le grito que no sabe nada de mi vida y no debe meterse, pero respire hondo y seguí.

Ignore a Alden todo lo que pude, una y otra vez me pidió perdón, ya estaba algo cansada de él cuando se llegó la hora de mi última clase y era con él, respiré y me senté a su lado, pero vaya a mi otro lado se sentó Pierce... su cercanía me hizo sentir un poco incómoda, lo único que hice fue acallar a Alden y que mi mente siguiera hablando.

—No lo dejare pasar, Alden, pero cierra tu maldita boca, no insistas mas. —él se quedó callado y asintió, así dejé que la clase comenzara con tranquilidad, me relaje más al ver que Pierce no mostró atención especial en mi pues cada que respiraba me acordaba de nuestra conversación, sin embargo también de la conversación que tuve con Drew, quizá por eso me evitó el resto del fin de semana...

Cuando finalizó la clase y todos salieron, Pierce me tomo del brazo y me retuvo en el aula, ni siquiera forcejee aunque su mano en mi brazo quemaba apesar de la tela que nos separaba, respiré y exhale para relajarme.

—¿Que diablos pretendes? —preguntó con voz cargada de rabia, me safe de su agarre y lo observé directamente a los ojos. Sabía a que se refería.

—¿De que hablas, Pierce? —él cerró los ojos y los abrió, me arrinconó en una esquina y siguió hablando con voz de rencor.

—No te hagas la tonta, ¿que haces con Drew? ¿Que haces en la Uni? ¿Por qué?

—Drew, —repetí y sonreí como tonta con sarcasmo, él lo entendió y puso los ojos en blanco— estoy ahí gracias a él, es maravilloso estar aquí, solo quiero disfrutar, ¿tiene algo de malo? Aparte, si alguien lo sabe debes ser tú. —insinúe.

—Y tú crees que soy estúpido, ¿no? —preguntó exasperado, pareció pensar lo último pero no dijo nada. Uf, recordé cuando me dejo, cuando me ofendió, cuando me dejo el camino fácil hacia Drew, cuando convirtió esto en su propio juego.

Asentí y él puso los ojos en blanco, se acercó demasiado a mi y su olor me inundó, quise sentir algo por él y cuando no pude, me asuste.

—No juegues con fuego, Marion, aléjate de esto o saldrás lastimada. —lo observé y levanté una ceja en su honor.

—A veces es bueno quemarse un poco. —alegue.

—Eres imposible, lo harás de igual forma, ¿no? —solo guarde silencio y me alegré de que lo haya sabido interpretar.

Lo observé solo unos instantes más, era tan diferente al Pierce que conocí, yo lo amé, lo amé muchísimo y cuando me destrozo tuve que ser fuerte, tuve que olvidarme de él y no me parece justo que aparezco ahora, que después de todo el daño vengan a dañarme aun más con la presencia de Oriana, sé de sobra que es cruel, ¿pero quiere jugar? Juguemos. Me di media vuelta dispuesta a salir del aula, él tomo mi mano y me tomo de la cintura para acercarme a él, su tacto me quemo y disimule lo mejor que pude, sus grises ojos se clavaban en mi.

—Entonces, cuídate y no confíes en nadie. —lo mire de mala manera y asentí al no saber bien qué hacer, eso me sacaba de quicio, que fingiera que se preocupara por mi cuando podía destruirme a su placer.— Confía en mi.

MarionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora