Capítulo 6

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Muy temprano llamaron al timbre, ¿en fin de semana? ¿De verdad? Debió de abrir alguien del servicio porque dejo de sonar insistente. A los pocos segundos pude escuchar pasos en este piso y voces, ¿que voz?

—¡MARION! Maldita hija de puta, ¿que te pasa? —exclamó aporreando la puerta. Poco a poco salí de mi cómoda cama y tomé mis guantes de cuero para ponérmelos, me dirigí hacia esos gritos ensordecedores.

—¿Que pasa, Kali? —pregunté inmediatamente al abrir la puerta de mi habitación, Drew estaba rojo de furia y sus ojos grises eran amenazantes, sin embargo vi cómo estaban rojos y puedo jurar que no era de tanto llorar exactamente.

—No me llames Kali, maldita traidora. —dijo y puso su mano en mi pecho, por reflejo golpee su mano y lleve mi brazo a su cuello poniéndolo contra la pared, durante unos segundos vi la sorpresa en sus ojos grisáceos, la cual desapareció justo y como apareció.

—¿De que diablos hablas? —pregunte confundida.

—De que le dijiste a mi padre que estaba en pasos peligrosos, nadie mas que tú lo sabía. —su declaración me toma por sorpresa y lo nota en mi mirada ya que deja de hablarme de forma grotesca.— Si no fuiste tú, ¿quien fue?

—No tengo idea, Kali, ¿pero seguro que solo yo se? —formuló la pregunta y encarnó una ceja, él siguió dudando mientras yo seguí con él a mi disposición.

—Yo... yo... lo siento. —se disculpo y lentamente comencé a soltarlo cuando desvío su mirada en señal de rendimiento. Me separe de él y se dejó caer en la alfombra con frustración, tomo su cabello y lo estiró, estaba tan drogado que comenzó a llorar.— Solo que mi padre... vas a pensar que soy un débil... pero ellos son todo lo que tengo... me dejo en la calle y... mierda...

Kali, si eres un puto débil, desde el momento en que pusiste un pie en mi casa te convertiste en un débil. La vida sigue; con o sin familia, y tú, —dije poniendo mi dedo en su pecho de forma amenazadora— mejor que nadie sabe, sabes que los vínculos afectivos son lo peor en este mundo.

Su rostro se oscureció conforme decía esas palabras, sonaba cruel, pero también muy convincente y él comenzaba a darse cuenta de su error, bajo la mirada unos segundos y cuando volvió a mirarme era la misma mirada cruel y despiadada que observé en él la primera vez.

Me gustaba más así. Y no me malinterpreten, please. Sin embargo, su mirada tenía algo que me atraía, nuestras miradas siempre fueron como un juego, ver quien puede más.

—¿Que sugieres que haga? —pregunto con sarcasmo mientras me clavaba la mirada, era electrizante.

—Quédate conmigo. —dije muy segura de mi misma y eso lo saco de su seguridad, parpadeo un par de veces al subir la mirada mientras intentaba analizar lo que había dicho.

—¿En tu habitación? —pregunto en tono coqueto mientras levantaba una ceja y me daba una sonrisa ladina. Pasee mi mirada por todo su cuerpo y me detuve en sus ojos, vi un pequeño nerviosismo, pero quizá estaba jugando conmigo, sonreí.

—Es tentador, —dije pasando la lengua por mis dientes— pero no.

Él solo puso los ojos en blanco, olía horrible y no deseaba averiguar que clase de olor era ese. No aún.

—¿Es en realidad? —pregunto alejándose de mí para poder sentarse en el puff cerca de mi ventana, se le veía relajado en comparación de hace un par de minutos, observé su mandíbula muy marcada y creo que jamás había visto una tan perfecta.

¿Segura?

¿Acaso te pregunte a ti?

—Sí, Kali, sabes que necesito un aliado, conoces nuestro trato. —se hundió aún más en el.

MarionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora