Marion

Epílogo-Final

Los gritos eran sofocados, aterradores, mataban mi alma y yo no se si reaccioné, algunos dicen que grite mas que cualquiera, pero no lo recuerdo... solo el dolor, las lágrimas y la sangre. El miedo pero la seguridad en sus ojos.

—Es tu final, querida nieta. —dijo y disparó dos veces, el disparo era para mi, pero ella se atravesó, ella los soporto por mí y yo tomé un cuchillo de Marion clavándolo repetidas veces en el abdomen de Gastón, la sangre salía en grandes cantidades y sus gritos de dolor infinito me invadían. Lance su arma lejos y lo deje ahí. Moriría desangrado, lentamente, y eso sería seguro ahora.

—Si yo muero, tú morirás conmigo ABUELO. —dijo riendo con maldad.

Corrí a Marion, a su cuerpo, Rocko sostenía su cabeza y sus padres estaban de rodillas a mis espaldas, Sam... Sam rezaba, y yo fui capaz de hacerlo, quería que viviera. Tome su cuerpo en mis manos, sus ojos vacilaban, sus manos ahora descubiertas tocaban mi rostro, lo envolvían, el agua hacía que la sangre corriera más, las gotas en su rostro pálido, su cuerpo perdía calor y yo me aferraba a ella.

—Drew... —dijo con su mano en mi mejilla, estaba condenadamente fría y yo estaba desesperado, ordenaba a todos que llamaran una ambulancia, lo de menos eran las circunstancias.— sei mio finché non muoio.

—Shhh, no hables, Marion. Estarás bien pequeña Diosa de la muerte. —ella rió con dolor, el sonido de su risa. Su luz se desvanecía, yo seguiría siendo de ella aunque muriera.

—No... no lo hagas Drew. No llegarán, no te tortures.

—Claro, quizá yo puedo curarte.... solo déjame...

—Drew... —mis ojos ardían, las lagrimas comenzaron a caer, la lluvia empapándome lo hacía peor, su cuerpo perdía el calor y yo estaba desesperado.

—Tráeme toallas, alcohol, un botiquín, rápido. —ordene a Oriana, ella corrió y Pierce detrás de ella, no le tenía confianza.

—Drew... siempre te ame, quiero decir que se desde que momento, que recuerdo el momento y la acción... pero no lo sé, solo se que de pronto estaba enamorada de ti, que te ame hasta la médula durante cada uno de mis días. Ame tus defectos y virtudes. —tosió y las lágrimas me empapaban, sentía sus lagrimas cada que alguna caía, mi corazón estaba muriendo junto a ella— Estaba tan destinada a amarte que a primera vista ya sabía que lo hacía...

—¡EL MALDITO BOTIQUÍN! —grite con el corazón en un hilo.— Shhh, estarás bien. Yo te amo mucho mas, y todo lo que he dado por ti sería capaz de darlo de nuevo, haría cualquier cosa para mantenerte con vida. Pero volví a fallar, Marion, deje que te disparara. No puedo seguir, no sin ti, Marion.

—Yo... —ella tosió y la sangre comenzó a salir de su boca, aterrado llore aún más, Marion merecía más que este final.— Tienes mi corazón, siempre lo tuviste, desde el primer encuentro. Pero déjame ir.

—No, no lo haré.

—Está vez no merezco que me salven... y el amor no siempre te puede salvar. Sufrí lo suficiente, y por fin desaparecerán las voces.

Negué con la cabeza, ella no podía irse así. No entendía que dejaría un hueco en mi. Saque el anillo de mi pantalón, debía casarse conmigo.

—Tú... debes casarte conmigo.

—Es... hermoso...