Mañana es para Siempre "La hiena a vuelto"

Capitulo 16

Gonzalo la mira de forma sorpresiva pues ni siquiera el sabe la respuesta a esa pregunta, Bárbara es pera unos segundos para finalmente decir.

Bárbara: Es por esto maldita sea que siempre dudé que me daba miedo decirte lo qué pasó, Gonzalo por Dios mate a tu mujer y aunque  el psicólogo diga que era y es un trastorno que debí tratar desde niña  lo que me llevo a hacerlo, que fue la manipulación al final esa culpa estará en mi consciencia ( dijo en lágrimas) tu no sabes lo horrible es querer abrir tu corazón y tener miedo de todo, por que nunca me defendiste de Santiago, de Soledad, por mas que quisiera estar contigo yo nunca sabría la respuesta a esa pregunta que esta siempre en mi mente, si Monserrat estuviera viva estarías aquí.

Gonzalo:  Siempre intente hacerte feliz, no sabia que esa pregunta atormentaba tu mente y si soy sincero no se que contestar a ella, las dos son mujeres totalmente diferentes, lo único que sé es que ahora estoy aquí contigo a pesar de lo que mis hijos puedan pensar, a pesar de que los estoy traicionando, carajo ! Bárbara para mi también es difícil.

Bárbara: Creo que lo mejor es que nos vayamos

Gonzalo pidió la cuenta y se retiraron sin consumir nada pues todo se había quedado en la mesa intacto, el trayecto fue difícil pues ninguno hablaba por más que trataron de evadir esta conversación ellos simplemente sabían que tenía que ocurrir y que sería muy difícil, Gonzalo dejó a Bárbara en su casa y se retiró, Bárbara se quedó preocupada pues había arrancado a toda velocidad.

Bárbara entró a su casa y llegó a su cama donde se sentó en costado en el suelo pues sabía que admiraba a ese hombre pero lo odiaba cuando se trataba de sus hijos , trataba de entender su debilidad pero le era difícil pues ella a penas experimentaba con su maternidad, Bárbara no podía dejar de llorar y pensar que si tan solo el la hubiera defendido alguna vez de sus hijos , todo hubiera sido totalmente diferente pero su debilidad nunca se lo permitió, Gonzalo llegó a la Hacienda y subió a su cuarto donde se sentó en el sillón y se reprochaba una y otra vez, el querer estar con Bárbara sentía que ella había cambiado pero aún no sentía un ella lo amara de la forma que él quería.

Al otro día Bárbara tenía su comida con Cristian y aunque no estaba de humor asistió por cortesía pero Gonzalo no salía de su mente.