7. - PRIMERA VEZ.

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Hola, corazones.
No me cansaré de decir que me fascina leerles.
Continuemos con ésta provocadora historia. 😉
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Sonrió y continuó dilatándolo, al mismo tiempo Death se llevaba el miembro de su compañero a la boca. Al sentirlo listo, pasó nuevamente la lengua sobre la estrecha entrada, besó al canceriano y se introdujo gentilmente; aunque no completamente, moviéndose lentamente.

En un principio, Saga se retorció y maldijo por el dolor. Sin embargo, el acuariano continuó moviéndose despacio hasta que el dolor fue se convirtiéndose en placer.

El de ojos verdes, lleno de éxtasis comenzó a gemir invitando a su compañero a llenarlo por completo.

-¿Qué tal se siente? – preguntó Deathmask socarronamente.

-¿Do-dónde estuviste to-do es-te tiem… mierda, tiempo? – dijo entre gemidos.

-Ocho templos arriba del tuyo. – soltó penetrándolo con mayor fuerza.

El geminiano se aferraba a las sábanas, hundiendo la cabeza e intentando no gritar tanto. Sin embargo, cuando el acuariano lo veía reprimirse, arremetía con dureza.
Aquella intromisión se sintió mejor de lo que esperaba. En realidad el acuariano sabía lo que hacía. Sin darse cuenta, se encontraba gimiendo y pidiendo por más. Sin embargo, poco a poco fue bajando la velocidad.

-¡Cam… Camus! – gritó cuando éste salió de él -. ¿Qué… qué pasa? – preguntó confundido.

-Es mi turno, dulzura. – dijo el cuarto custodio llenando por completo a su compañero.

-¡BASTARDO! – gimió apretando las sábanas.

DM comenzó lento, dándole cierta tranquilidad. Sin embargo, al sentir que lo aceptaba, comenzó a moverse cada vez más y más rápido, provocando que las nalgas del geminiano rebotaran en su pelvis.
La temperatura del cuarto templo se incrementaba cada vez más. El guardián y sus invitados se sentían algo sofocados. El sudor escurría lentamente entre sus cuerpos, mezclándose entre sí por los húmedos y fugaces contactos. La excitación y el deseo eran dos cosas que ninguno de los tres estaba dispuesto a perder, al menos no aún.

Deathmask abandonó a Saga lentamente. Ambos se acercaron al risueño acuariano que se masturbaba al mirarlos. Cáncer lo tomó por las piernas arrastrándolo hasta que su duro y húmedo miembro rozara su entrada.

-Fuiste muy listo. – dijo sonriendo -. En verdad listo.

-¿Qué quieres decir? – preguntó inocentemente.

-Eres algo travieso, pequeño. – respondió Saga acariciándolo suavemente -. Sabes, tengo tantas, de verdad tantas ganas de estar dentro de ese rico y redondo trasero. - se inclinó hacia su oreja -. ¿Te imaginas lo delioso que sonarás cuando rebotes contra mi?

La actitud depredadora de sus compañeros comenzó a ponerlo nervioso. Un torpe tartamudeo por la excitación, el nerviosismo y el alcohol, acompañaron sus labios. El geminiano los besó bajando por su cincelada mandíbula hasta llegar a sus endurecidos pezones, metiéndoselos directamente a la boca. Mordisqueó suavemente uno de ellos arrancando un deseoso gemido de sus labios.

-¿Qué están haciendo? – preguntó rodeado de placer.

-La verdadera pregunta no es qué estamos haciendo. – dijo DM besando la punta de su miembro -. La verdadera pregunta es…

-¿Qué te vamos a hacer? – continuó Saga.

Con fuerza el geminiano aprisionó sus manos sobre su cabeza. Falsamente intentó forcejear. Sin embargo, le gustaba sentir el deseo de sus compañeros crecer por él.
Turnándose, lo estimularon a la perfección, siendo el canceriano el primero en penetrarlo. Con la mano derecha tomó con fuerza su cadera, dejando una visible marca, mientras Saga continuaba besando y mordiendo sus pezones, dejando algunos chupetes por su pecho.

Cambiaron de posición velozmente. Saga lo penetraba con determinación asegurándose que sus manos quedaran tatuadas en su tersa y suave piel. El acuariano ya no estaba pensando claramente, así que rodeó al geminiano con las piernas incitándolo a acelerar el ritmo, suplicando por más rudeza de su parte. Al sentir que su compañero estaba cerca del clímax, lo empujó hacia atrás.

-No me hagas esto. – suplicó -. Estoy apunto.

-Lo lamento, tengo otros planes. – dijo el de cabellos aguamarina con malicia.

Hizo que se acostara en la cama, jaló al canceriano hacia él para provocarlo de nuevo. Se sentó de espaldas sobre el duro miembro del geminiano arrancándole un gutural gemido, e hizo que el canceriano hiciera lo mismo sobre su propia erección.

Tanto Géminis como Acuario comenzaron el torpe vaivén. Sin embargo, no pasó mucho antes de que pudieran unificar sus movimientos.
La música proveniente de la sala se vio opacada por sus gemidos. La habitación principal del cuarto templo, a perspectiva de los tres caballeros, se sentía como un caluroso infierno. Sus salados cuerpos, se entrelazaban entre sí volviéndose uno sólo.

Cambiaron un par de veces de posición hasta que ya no pudieron soportarlo. La perfecta sincronía entre ellos, los hizo llegar clímax con Camus en la orilla, Saga al medio y DM sobre este último. Terminando dentro de su compañero y Cáncer sobre la mano del griego.
Se dejaron caer agotados. Ambos caballeros recargaron su cabeza en el pecho del mayor.

-Ya ni siquiera tengo energías para volver a mi templo. – dijo Camus con notable cansancio.

-Puedes quedarte en el mío. - respondió el geminiano.

-¿Quién dijo que tenían que irse? – preguntó DM.

-¿Quieres quedarte? – preguntó Géminis acariciando su cabello.

-Con lo bien que me están tratando, podría quedarme aquí por siempre. – respondió adormilado.

-Supongo que nos quedaremos. – dijo abrazándolos a ambos.

EL CLUB DE LOS CORAZONES ROTOS (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora