23.- QUE COMIENCE LA FIESTA

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-Es hora. - dijo la hija de Hades a los mozos.
De forma casi automática, estos repartieron pequeños pastelillos de chocolate a los invitados, que de forma gustosa, aceptaron. Pasados 5 minutos, la mayoría de ellos, ya se lo habían terminado. 
La chica recorrió las mesas preguntando a los invitados si disfrutaban su actual estadía. Al llegar a la cuarta mesa, se acercó demasiado al caballero de Cáncer con el pretexto de que no le escuchaba lo suficiente. Sonriendo engreídamente, levantó la mirada conectando directamente con la de su padre que mantenía un semblante serio.
-¿Lo están pasando bien? - preguntó tocando el hombro del cuarto custodio.
-Sí, es una hermosa velada. - respondió con una pequeña sonrisa.
-Me alegro que así sea. - contestó sonriendo ampliamente.
Géminis, Acuario y Piscis miraban la escena con el ceño fruncido. 

-¿Quién mierda se cree? - susurró con veneno en la voz el peliceleste al octavo guardián. 

-¿Y ustedes? - preguntó mirando a Camus y a Saga -. ¿Lo están pasando bien?
-Claro. - respondió lacónicamente el de cabellos aguamarina. 
-Lo siento, no te escuché. - se separó de Cáncer y se acercó a su oreja. De forma discreta apartó algunos mechones de su cabello y con su lengua, recorrió el lóbulo del francés -. Aunque si quisieras, podríamos pasarla aún mejor, recuerdo que la última vez nos interrumpieron. - susurró pícaramente. 
Las mejillas del caballero se tornaron de un intenso color carmín. Gesto que no pasó para nada desapercibido por el caballero de Escorpión. 
-Espero que no estés importunando a nuestros invitados. - interrumpió Hades comenzando un duelo de miradas
-No te preocupes por eso. - respondió enderezándose -. Solo estoy corroborando si los Pastelillos fueron de su agrado. 
-Están muy buenos. - contestó Sagitario terminando el suyo.
-Eso espero, cariño. - una sonrisa de oreja a oreja se pintó en su rostro. 
Padre e hija abandonaron a los caballeros que los observaron con cierta sospecha. Al alejarse lo suficiente, Hades tomó a la chica del brazo y la arrastró hasta detrás de una columna. 
-¿Qué se supone que estás haciendo? Recuerda que el tiempo se agota y a ellos los sigo viendo como si nada hubiese pasado. 
-Por si no te lo han dicho, la paciencia es una virtud, además... - se separó para observar a todos comer gustosamente el panquecito -. En unos minutos estarán todos a mi merced. - miró de nuevo al dios -. Y si no mal recuerdo, el tiempo para ti también se está agotando. - se acercó a él y depositó un tierno beso en su mejilla -. Tick tack, tick tack.


-Algo se traen entre manos esos dos. - murmuró Hypnos.
-¿Qué te hace pensar eso? - preguntó su hermano. 
-No hace falta ser un genio para saberlo, solo obsérvalos. Tienen esa mirada desafiante. 
-Al parecer las presas son bastante obvias. - dijo siguiendo la mirada de su Dios -. Dime, hermano, ¿qué tan hábil te sientes para seducir a un caballero dorado? 
Ambos dioses se miraron con una gran sonrisa. La cacería apenas comenzaba.


Luego de unos minutos, y según lo planeado por Miz, todos los presentes comenzaron a desinhibirse. Al principio un pequeño mareo recorrió sus cuerpos, para luego sentir un inmenso calor. De forma estratégica, la venida del Inframundo cambió la música y algunos de los asistentes fueron directamente a la pista de baile.

Cierto italiano miraba atentamente a todos moverse en la pista. Al quedar completamente solo en la mesa, se dedicó a ordenar Whiskeys hasta que no pudiera más. De manera sigilosa, el Dios del Inframundo se acercó, preguntó si podía acompañarle recibiendo un "claro" como respuesta. Un incómodo silencio se sembró entre ambos. El de cabellos negros no encontraba la manera adecuada de hablar con él, mientras que el canceriano se sentía ligeramente intimidado. Dos vasos de alcohol bastaron para que el ateniense se acercara al olímpico.
-Quizá sea un poco atrevido, pero ¿le gustaría bailar? 
El de cabellos oscuros lo miró serio durante unos segundos, esto provocó nerviosismo en el caballero. Esperando el rechazo, observaba con supuesto interés su trago para no sentirse tan idiota. Sin perder detalle alguno, el Dios sonrió ladinamente, se levantó, con cierta rudeza tomó la muñeca del italiano y lo arrastró hacia la masa de cuerpos que se movían al ritmo de la música.


-No sé que traían estos pastelillos, pero estoy dispuesto a todo. - dijo el Taurino riendo 
-¿Y qué es todo? - preguntó con picardía el guardián del doceavo templo.
-¿Acaso quieres averiguarlo, florecita? - respondió con la voz más ronca de lo usual. 
-Porque no me muestras ese gran cuerno. 


-Algo me dice que tú tienes que ver en todo esto. - susurró Saga muy cerca de su oreja.
-¿Y qué es ese algo, Caballero de Géminis? - respondió la castaña mirando a todos bailar muy acaloradamente. 
-Aún no lo descubro, pero te haré saber en cuanto lo haga. 
-Si somos sinceros, me gustaría que descubrieras otras cosas. - soltó coqueta.
-¿Ah sí? - sonrió ampliamente -. Entonces muéstrame.
Se tomaron de las manos y caminaron a la pista de baile. La chica rodeó a Saga por el cuello, al mismo tiempo que él la rodeaba por la cintura. Todo se tornó lento, sin perder de vista los ojos del otro. Una vuelta y luego dos, una canción y luego tres. Más desinhibidos pegaban y frotaban sus cuerpos con toques suaves.  


-Se ve que eres alguien serio, aunque no creí que tanto. - murmuró a sus espaldas.
El caballero de Acuario se sorprendió ante tales palabras, giró levemente su cuerpo y observó al portador de aquella voz. De forma meticulosa observó a su compañero de pies a cabeza, encontrándose con un par de ojos violetas. 
-¿Disfrutas la vista? - preguntó con cierta burla.
-¿Y qué si lo hago? - respondió enarcando una ceja.
-¡JA! Y yo que te creía el más santurrón del Santuario. 
-Las apariencias engañan, y a juzgar por la tuya se nota que te gusta este ambiente de fiesta, alcohol, sexo y descontrol. 
-Te mentiría si te dijera que no. - se sentó a su lado -. Pero también disfruto mucho de las pequeñas cosas.
-¿Ah sí? ¿Cómo cuales? - preguntó recargándose sobre su mano. 
-Disfruto una buena taza de té o quizá de café, el sonido que produce la lluvia, las tardes de lectura, una combinación entre todas y también disfruto el azul de tus ojos. 
-¡Ja! - rio sarcástico -. ¿Cree qué me tragaré esas palabras bonitas, Estrella Celestial de la Valentía? 
-No esperaba que lo hicieras, pero me sorprende que sepas de mi estrella guardiana. 
-He conocido a muchos tipos como tú, Aiacos. - reprendió serio -. Y si tu intención era llevarme a tu cama, una buena botella de vino lo habría hecho más fácil. 
-¿Y qué tiene de malo decirte palabras bonitas? - soltó con interés.
-No estoy para ellas. - respondió mirando al Caballero de Escorpión.
-Así que por culpa de ese idiota. - lo observó -. ¿Todos debemos pagar la penitencia? 
-¿Y qué sugieres? - enarcó una ceja -. Tengo curiosidad de conocer tu plan. 
-Primero planeo llevarte hasta allí. - señaló la pista -. Bailar muy juntos... - se acercó a su oreja y con voz ronca soltó-. Y ver que pasa después.

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Holi. 
Siento mucho el retraso, el trabajo y la escuela me están matando. 
He leído sus comentarios y simplemente los amo. <3 
Gracias por seguir conmigo y por tenerme la paciencia. 


EL CLUB DE LOS CORAZONES ROTOS (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora