ANDRAS: En el corazón del infierno (Libro 2 saga CIUDADES MALDITAS)

CAPÍTULO XXVIII: CUERDA DE TRES HILOS

 "Porque si uno de ellos cae, el otro levantará a su compañero; pero ¡ay del que cae cuando no hay otro que lo levante! Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente"

Eclesiastés 4:10-12

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Capítulo dedicado a: 

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Esta es la calma antes de la tormenta... Disfruten del capítulo♥

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El toldo en el que se encontraban en ese momento era bastante más pequeño que el anterior, pero también podía decir que era más acogedor. El colchón era más blando, la luz de su lámpara era más tenue, se escuchaba menos ruido del exterior, y en general Louis se sentía mucho más cómodo. Quizá todo tenía que ver con el hecho de que el aura protectora de Harry danzaba a su alrededor, cálida y agradablemente.

Unos pocos minutos atrás el cachorrito había empezado a removerse entre sus brazos, sollozando bajito y jalando con fuerza la tela de su camiseta. El omega supo de inmediato lo que quería y de solo pensarlo, sintió que sus mejillas ardían, porque sabía que la atención de Harry iría completamente hacia él.

—Creo que Lucio y León deberían pensar con la cabeza más fría. Se están alterando antes de tiempo queriendo partir mañana mismo hacia Andras y ni siquiera están seguros si Aramis e Ivann están allá. Así como es posible que se los hayan llevado al lugar ese en el que estuvo Liam, puede ser que sigan en la mina, ¿no es así? Porque se supone que cuando... —La voz cesó de repente, y Louis sintió que se atragantaba un poquito con su propia saliva cuando su alfa volteó a verlo, con el ceño fruncido—. ¿Qué sucede? —Harry preguntó. La preocupación en su expresión fue evidente. Se acercó de inmediato y olisqueó en el cuello de Louis, también hurgó en el cabello del cachorro. Probablemente fue capaz de percibir el malestar, porque su ceño se frunció incluso más y entrecerró los ojos; escudriñando—. ¿Sucede algo con el cachorro? Está llorando.

El alfa estiró su mano y eliminó una lágrima de la mejilla regordeta del bebé. El pequeñito sollozó y siguió jalando con fuerza la camiseta de Louis.

—Solo... —Louis se atragantó un poco y bajó la mirada unos segundos—. Solo tiene hambre. Lo alimenté mientras dormías, pero al parecer este cachorrito es un glotón. —Por algún motivo la mirada de Harry se volvió más intensa. El omega sabía que debía estar viendo de más, pero incluso creyó distinguir algunos destellos de negro en la claridad del verde. Pasó saliva sintiendo que se ahogaba un poquito. Era ridículo que se sintiera tan nervioso por algo que era tan natural.