Nota: Es un capítulo bastante largo, poco más de 10,000 palabras, pero les pido por favor que lo lean todo y que lo lean con calma. Disfruten la lectura tanto como yo disfruté la escritura. Gracias por la paciencia y al espera.
.................................................................................................
"Y cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os alarméis; es necesario que todo esto suceda, pero todavía no es el fin"
Marcos 13:7
✠•✠•✠•✠•✠•✠•✠
No quería reconocer que se arrepentía de haberle pedido a esa beta que la llevara al centro de la ciudad, pero lo hacía. Isabella realmente se arrepentía. Ni siquiera fue necesario que llegaran a donde se supone que estaban esperando a todos los grupos militares de la finca y de Rixton, para que el miedo se apoderara de ella, carcomiéndole las entrañas y haciendo que le sudaran las manos incluso con la inclemencia del eterno frío. Las calles parecían mayormente vacías de personas civiles, pero en aquel lugar lo último que se respiraba era calma. El aire siempre parecía colmado de un intenso olor a humo, de hecho, el tinte grisáceo pintaba el ambiente y hacía difícil ver a cierta distancia. Un lugar que en el pasado seguramente había estado lleno de vida, parecía muerto y con las paredes cubiertas de sangre inocente. Ella nunca se había considerado una mujer cobarde. Creía ser tan capaz como cualquier mujer beta, a pesar de que, para todos, las diferencias eran muchas. Su instinto de omega, sin embargo, estaba ganando la batalla y lo aborrecía. Aborrecía que a veces no era capaz ni siquiera de dominar sus propias emociones.
Luego de avanzar unos cuantos metros más, tuvieron que bajar del vehículo en el que se habían transportado, porque iba a ser imposible moverse por las calles sin ser un blanco fácil para los guardias de La Asamblea que ya empezaban a movilizarse por todos lados. Se suponía que ahora el toque de queda era total y nadie tenía permiso de andar en las calles más allá del medio día.
—¿Por qué hay tantos guardias? —preguntó a la beta. Caminaban silenciosas y muy pegadas a los muros de los callejones del barrio que estaba justo antes de llegar a la zona roja. Sus manos pequeñas y heladas se aferraban con fuerza al arma que colgaba sobre su estómago. De pronto la sintió totalmente ajena y ni siquiera estuvo segura de si iba a ser capaz de usarla de ser necesario. Esperaba que no fuera necesario—. ¿Están seguros de que mi mamá está en ese lugar? No creo que haya tantos guardias en las calles solo por eso. ¿Qué es lo que sucede?
La beta no respondió.
Era claro que todo aquel movimiento en las calles de la ciudad no tenía que ver con el rescate de su madre... O probablemente sí, en cierta manera, pero no en las proporciones en las que aquello se veía.
—Aquí está pasando algo mucho más grande que el rescate de una sola persona. Tendrías que saber eso.
—¿Saberlo? ¿Por qué se supone que tendría que saber algo así? No soy exactamente miembro del grupo militar, ¿cierto? A los omegas no se nos informa nada. —Miró a la beta. La mujer estaba agazapada contra la pared, estirando el cuello para poder ver por la esquina de la calle. Sin tener idea de lo que sucedía, Isabella se encogió también. Eran probablemente como las seis de la tarde, pero ya estaba oscureciendo. Incluso con eso, la omega se sentía expuesta y visible.
—Tienes razón. Quizá Yarik no te dijo nada para que no te preocuparas en exceso. Y mírate aquí. En medio de toda esta mierda. Es que juro que voy a terminar sin cabeza cuando ese alfa se entere de que yo te traje. Sin mi jodida cabeza. —La beta había pronunciado aquello último más para sí misma, aunque Isabella había sido capaz de oírla bien. Estaba prácticamente pegada a su espalda.
ESTÁS LEYENDO
ANDRAS: En el corazón del infierno (Libro 2 saga CIUDADES MALDITAS)
FanficLibro 2 de la saga CIUDADES MALDITAS No se recomienda leer ni siquiera la descripción que viene a continuación sin haber leído ABYSSO primero. Si no has leído ABYSSO primero, esta es tu última oportunidad para salir de aquí... ...