PRÓLOGO

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ADVERTENCIA: Esta es una secuela de La Jaula. Por amor de Dios no lean si no han leído La Jaula primero, porque se van a arruinar mucho la historia. Gracias♥

(La novela La Jaula cambió su nombre a ABYSSO: La ciudad amurallada)

SEGUNDA ADVERTENCIA: Novela +21 (Derramamiento de sangre, violencia gráfica, muertes, escenas sexuales explicitas, lenguaje vulgar, mención de abuso no explicito, insinuación de canibalismo, tortura). Lean bajo su propio riesgo y de forma responsable. Recuerden siempre que todo esto es ficción.

"Toda su tierra es azufre, sal y calcinación, sin sembrar, nada germina y el pasto no crece en ella, como en la destrucción de Sodoma y Gomorra, de Adma y de Zeboim que el Señor destruyó en su ira y en su furor."

Deuteronomio 29:23

"Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquellos habiendo fornicado e ido en pos de vicios en contra de la naturaleza, fueron puestas, por ejemplo, sufriendo castigo de fuego eterno."

Judas 1:7

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Siempre había sido un lugar corrompido por un montón de almas sucias, crueles y capaces de las peores atrocidades; sin embargo, en algún momento, Andras había servido genuinamente como un contenedor blindado que mantenía a las personas ajenas y lejanas a todos aquellos perpetradores de los más cruentos y abominables pecados. Con enormes instalaciones rodeadas de la más extrema seguridad, la ciudad carcelaria más grande conocida por el hombre, no mostraba misericordia a quienes habían decidido hacer de sus paredes, su propia antesala del infierno.

No había reformatorio en ese lugar. No había una nueva inclusión a la sociedad.

En Andras no existía la redención.

Quienes por sus crueles actos eran mandados a la ciudad carcelaria, sabían que la condena eterna iniciaba desde ese momento. Los gruesos muros y la desmedida vigilancia, por años se aseguraron de que nadie volviera a ver la luz del sol.

Pero con el pasar del tiempo y con el propio deterioro de las ciudades cercanas, el contenedor había sido rebosado, y los males y la suciedad y todo aquello que arrebataba la humanidad de las personas, se había derramado, esparciendo sangre y muerte y huesos triturados, porque nadie en Andras conocía el temor a Dios... y tampoco su perdón.

Ellos no habían perdido ese perdón.

Ellos lo habían entregado por propia voluntad. Porque no les interesaba tenerlo.

Sobrepasando el límite de lo incorrecto y pecaminoso, Andras se había convertido en el peor lugar sobre la tierra. Sus oscuras calles estaban constantemente pintadas por el rojo de la sangre y aquello ni siquiera se trataba de una metáfora que intentara infundir miedo o cuya finalidad fuera provocar las más aterradoras pesadillas.

Andras ya era una pesadilla viviente y quienes habitaban sus terrenos, no eran más que los verdugos del demonio.

Dividida en siete enormes bloques de edificios, la ciudad carcelaria se había convertido en un lugar donde reinaba la a suciedad y el dolor. Amitia, Bera, Casia, Dorma, Emira, Freda y Génesis, eran los nombres dados a cada una de las siete entradas de Andras, que, en algún momento del pasado, habían albergado a los distintos tipos de delincuentes en los bloques de la A, a la G.

Asesinos, violadores, secuestradores, traficantes, todos habían quedado libres de aquellas paredes luego de la gran insurrección en la que habían asesinado de forma sangrientamente cruel, a cada uno de los guardias, soldados y administrativos que todavía quedaban en sus instalaciones.

ANDRAS: En el corazón del infierno (Libro 2 saga CIUDADES MALDITAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora