CAPÍTULO XI: HUMO Y NIEBLA

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"Y todos ellos conspiraron juntos para venir a luchar contra Jerusalén y causar disturbio en ella"

Nehemías 4:8

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El omega tuvo que ralentizar sus pasos porque estaba empezando a sentirse mareado. Quizá habían pasado solo unos pocos meses desde que se había separado de ese alfa, y siempre se había sentido confiado y sereno en su presencia. Pero no en ese momento. En ese momento Luka se sentía aturdido y asqueado con el solo hecho de respirar su olor. No era como si el olor en sí le molestara. La esencia de Goliat era especiada y un tanto picante, pero no era desagradable. El hecho era, sin embargo, que cualquier cosa que no fuera el cálido y dulzón aroma a canela de Liam, hacía que las náuseas subieran por su garganta y la necesidad arañara por debajo de su piel, haciéndolo sangrar.

Si debía ser sincero, tampoco tenía miedo. Goliat podía haberse comportado como un bastardo el último día que se habían visto en las criptas, y sí, él había estado muy asustado en ese momento, por la sorpresa de haberlo visto más enojado de lo que lo había visto nunca, pero no le tenía miedo. Nunca le había tenido miedo, ni siquiera la primera vez que lo había visto. Pasar tanto tiempo con él, sin embargo, le estaba resultando muy incómodo.

—No te quedes tan atrás. —La voz grave y repentina lo hizo saltar un poco en su lugar. Luka ni siquiera se había dado cuenta en qué momento se había quedado completamente quieto, con un hombro apoyado en la mugrienta pared de aquel edificio de departamentos. Miró a su alrededor y se dio cuenta que, a lo lejos, a poco más de cien metros de distancia, en la esquina de la calle, había dos hombres de la guardia de La Asamblea. No los estaban mirando, parecían más entretenidos en fumar y en curiosear en un par de papeles que sostenían en sus manos. Pero incluso si no los estaban mirando, si ellos estaban ahí, seguro cerca había más soldados.

—¿No se supone que tienes un salvoconducto? —preguntó el omega en tono de queja. Se separó de la pared y sacudió ligeramente su hombro. Mantenía una distancia prudente de Goliat, incluso si el hombre insistía en que no debía separarse mucho de él porque el camino que les esperaba era largo y peligroso—. ¿Tantos años de ser uno de los gatos del líder de La Asamblea no te ha valido siquiera de eso? ¿No puedes andar por donde te de la maldita gana?

Goliat entrecerró los ojos mirando el gesto despectivo en el rostro del omega.

La verdad era que tendría que estar muy molesto. El orgullo era algo que los alfas tenían arraigado por montones, y un omega insultándolo de esa manera, tendría que ser el motivo de su rabia. No lo era, sin embargo. Secretamente, muy bien guardado en ese lugar de su mente que Goliat jamás reconocería tener, o que de hecho ni siquiera sabía que tenía, el alfa escondía lo complacido que se sentía de que ese omega al que en algún momento había encontrado tirado en un suelo mugriento de Emira, ensangrentado y reducido a un objeto sin valor, tuviese ahora la fuerza para defenderse, para no dejarse amedrentar ni siquiera por un alfa de su tamaño.

Hacía que los recuerdos de muy viejos y buenos momentos volvieran a él. Otras personas, otras épocas... En las que no todo fue la mierda que era ahora.

Goliat terminó sacudiendo la cabeza.

—Tú lo has dicho, mocoso insolente. Tengo un salvoconducto. Pero es mío —aclaró—. Tú no tienes uno. A ti te harían mierda si te encuentran a esta hora en la calle, y no sé si yo sería capaz de salvar tu irreverente trasero. Así que más te vale hacer lo que te diga —Luka rodó los ojos y le dio al alfa un golpe en el hombro con el puño cerrado. El malestar llegó de inmediato y tuvo que dar un par de pasos atrás, escondiendo su estremecimiento. Todo aquello le sentaba tan mal. No solo estaba el hecho de que estar cerca de Goliat le daba una amarga sensación en la garganta. Imaginar lo que pensaría Liam de que estuviera con él, hablando y comportándose de esa forma confianzuda, le hacía revolver el estómago, incluso si era Goliat quien le estaba regresando la esperanza y la posibilidad de volver a ver a su alfa de nuevo.

ANDRAS: En el corazón del infierno (Libro 2 saga CIUDADES MALDITAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora