"Y pondré sobre ellos cuatro géneros de males —declara el señor—: la espada para matar, los perros para despedazar, y las aves del cielo y las bestias de la tierra para devorar y destruir"
Jeremías 15:3
"Y les haré comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas, y cada uno comerá la carne de su prójimo durante el sitio y en la aflicción con que les afligirán sus enemigos y los que buscan sus almas"
Jeremías 19:9
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Se había levantado en la madrugada y había intentado hacer el menor ruido posible para no despertar a su madre. Maura era de sueño ligero, y maniobrar con la silla de ruedas en aquella pequeña habitación que compartían, no era sencillo.
Había odiado mucho tener que quedarse. No era bueno quedándose quieto en un solo lugar, y saber que todos esos alfas y betas habían partido hacia La Asamblea para arriesgar sus vidas en beneficio de todos, lo hacía sentirse un poco culpable por no ser capaz de hacer lo mismo. Él nunca había sido una persona cobarde, y quizá no tenía las habilidades de combate que tenían los alfas y betas que habían partido a La Asamblea, pero de encontrarse sano hubiese sido de mucha ayuda por su amplio conocimiento de enfermería y primeros auxilios heredado por su madre.
Se puso de pie y dio un par de pasos un poco inestables. Agradecía el hecho de que ya era capaz de ponerse de pie sin esfuerzo, pero caminar era un tema diferente. Después de tanto tiempo, el dolor en su pierna izquierda persistía como una herida abierta que se negaba a sanar, por lo que era necesario que siguiera usando la silla de ruedas para poder desplazarse con mayor rapidez cuando era necesario. Era poco tiempo el que aguantaba estando de pie y aunque cada vez era capaz de recorrer distancias mayores, probablemente necesitaría de un apoyo para caminar por el resto de su vida.
Le habían hecho demasiado daño.
Afuera apenas estaban apareciendo los primeros rayos de sol en el horizonte. Yarik, Rixton y los demás alfas y betas habían partido unas horas atrás, justo cuando el sol del día anterior se había ocultado. En una ciudad como Abysso y en las condiciones en las que se encontraban actualmente, caminar bajo la luz del día era una casi una sentencia de muerte.
Se llevó las manos al rostro y cerró los ojos. Había tantas cosas por las cuales sentirse preocupado. ¿En qué momento todo se había deteriorado de esa manera? Niall a veces añoraba el tiempo pasado. Esos momentos en los que no se preocupaba por nada más allá que el hecho de terminar las tareas que su madre le encomendaba. El encierro en la casa de los Tomlinson ya se sentía muy lejano. Para su fortuna, en esa casa Mark siempre lo había ignorado. El padre de Louis solo era capaz de mirar a los ojos a quienes eran alfas sin hacer evidente su desprecio. Su desprecio no era exclusivo para los omegas, ese hombre parecía estar lleno de odio hacia cualquier ser viviente, pero eran los omegas quienes lo padecían de forma directa.
Los betas ni siquiera merecían su atención.
Se sentía mal por extrañar sus días de infancia en esa casa que le había causado tanto dolor a muchas personas. Él y su madre siempre fueron tan invisibles para los ojos de ese alfa cruel, que la mayoría del tiempo podían ir y venir a su antojo. Quizá eso era lo único que extrañaba, porque cuando recordaba toda la angustia en la mirada azulada de ese omega al que quería como a un hermano, sentía la rabia acumulándose en su estómago.
Niall a veces sentía que iba a enloquecer. Amaba a su madre y estaba muy agradecido de tenerla sana y salva a su lado, pero la ausencia de Louis y de Zayn lo estaba mermando cada día más.
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ANDRAS: En el corazón del infierno (Libro 2 saga CIUDADES MALDITAS)
FanfictionLibro 2 de la saga CIUDADES MALDITAS No se recomienda leer ni siquiera la descripción que viene a continuación sin haber leído ABYSSO primero. Si no has leído ABYSSO primero, esta es tu última oportunidad para salir de aquí... ...