CAPÍTULO XVII: ENTRE EL AGUA Y EL LODO, UN REGALO DE DIOS

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"Los hijos son un regalo del Señor; los frutos del vientre son nuestra recompensa".

Salmos 127:3

"Yo les daré un solo corazón y un solo camino, para que me teman perpetuamente, para bien de ellos y de sus hijos"

Jeremías 32:39

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No estaba seguro si debía quedarse en el lugar en el que estaba o debía avanzar. Por primera vez en días se sentía lo suficientemente fuerte para moverse, pero de solo imaginar el camino que posiblemente le esperaba, la idea de plantarse en la tierra y echar raíces le parecía más tentadora. Sin alejarse demasiado del refugio de la cueva, había estado explorando los alrededores en busca de agua y de comida. No había encontrado mucho, pero sí lo suficiente para sobrevivir por esos días. En Abysso había conocido lo que era tener hambre y vivir en la miseria, no lo asustaba tener que pasar días con el estómago vacío, pero el camino hasta la mina sería muy largo y debía encontrar la forma de abastecerse de alguna manera.

El problema era que Liam se había quedado solo, en medio de las montañas y con las manos vacías. El alfa ni siquiera tenía un par de zapatos para cubrirse los pies y protegerse del terreno irregular. Por fortuna esa mañana había dejado de llover, pero el terreno lodoso y el ambiente frío no iban a ayudar mucho. Solo tenía una chaqueta para cubrirse, y a las faldas de aquellas montañas, el frío era tan severo que hacía que todos sus huesos dolieran y la piel ardiera.

—De cualquier forma, no puedo quedarme aquí —se dijo a sí mismo.

Tomó la decisión de explorar los alrededores por última vez antes de emprender su camino hacia un rumbo incierto. No sabía que tan lejos estaba de la mina, ni con qué peligros se iba a encontrar en el camino, pero luego de haber estado caminando un poco, había encontrado el lugar en el que había caído días atrás, y el camino por el cual se había alejado el vehículo, así que sabía hacia dónde tenía que avanzar. Solo le restaba revisar un poco más allá a su alrededor, para ver si podía encontrar algo que lo ayudara. Lo que fuera.

Había estado ideando la manera de cubrirse los pies, incluso había conseguido dos pedazos de corteza de árbol, que seguramente harían su andar un poco más difícil, pero que lo protegerían de posibles heridas. El problema era que no tenía con qué sujetarlas. No había ninguna cuerda, cordón, nada. Pensó en la idea de desgarrar una de las mangas de la chaqueta... O ambas. Podía amarrarlas alrededor de sus pies para poder...

Una ráfaga de viento helado lo hizo sacudir esa idea de su cabeza. Romper la única prenda de ropa que lo cubría del inclemente frío no parecía ser una buena idea. Tomó una honda respiración, y empezó a caminar.

En medio de la soledad de aquel bosque, Liam creía que sus sentidos se habían agudizado. Cada ligero sonido parecía intensificarse. Había un río cerca cuya agua calma se volvía más turbulenta unos metros adelante, donde el causal era amplio y descendía por un par de pendientes no muy altas, pero indudablemente peligrosas. El agua era lo suficientemente clara y limpia, por lo que había estado bebiendo de ella los días que había permanecido en la cueva. No había encontrado ningún recipiente o forma de llevar agua hasta allá, por lo que los días anteriores había bebido hasta sentir el estómago lleno y después regresaba a su resguardo.

Avanzó un par de metros más antes de detenerse y mirar a su alrededor. Consideró la idea de atravesar el río para ver que podía encontrar del otro lado. El agua estaba tranquila justo en el lugar en el que se encontraba y tampoco parecía ser muy profundo. Suspiró pensando en las posibilidades de salir ileso. Concentrado en esa idea, no se dio cuenta cuando de pronto una ardilla corrió atravesando rápidamente por en medio de sus pies, alborotando las hojitas y ramas a su paso. Liam estuvo a punto de irse de espaldas gracias al sobresalto. Llevó su mano al pecho y sintió el golpeteo acelerado. Se dio la vuelta al escuchar más ruidos a su espalda.

ANDRAS: En el corazón del infierno (Libro 2 saga CIUDADES MALDITAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora