Capítulo 4: Detención

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Narrador omnisciente

-¿Quieren venir a mi casa?- preguntó Meg a sus dos amigos. Mientras Dylan sacaba cosas del casillero.

-No puedo- contestó enojado.

-¿Por qué?- cuestionó Joey.

-Me llamaron a la oficina del director porque tengo que ir a detención gracias a la ridícula a la que le tiré la comida por su perfume- respondio aún molesto.

-¿Tienes que ir a detención?- exclamó Meg.

-Si, pero el director me dijo que no me influirá en nada.

-No es exactamente a lo que me refería- siguió- Odio sumar algo más, pero en química mandaron a Emma a detención.

Joey se rió.

-¿Por comerle la boca a Nate en clase?- preguntó.

-No, supuestamente le tiró una mezcla de potasio a Rachel encima.

-Este día no puede empeorar más- se quejó el chico apoyándose de espalda en los casilleros.

Mientras tanto, Emma estaba quejándose y contándoles a sus tres amigos en las escaleras de la escuela que había pasado.

-La voy a matar, la voy a matar, la voy a matar- repetía la chica sin parar.

-No olvides que tienes detención junto al chico que te tiró comida encima- le recordó Alan. Nate lo pateó y él sé quejo.

-Eso no es seguro, lo llamaron a lo oficina del director, quizás no está contigo- la tranquilizó su novio y asintió.

Pero eso no era en completo cierto, es más, Dylan recién entraba a detención muy resignado con la chica y mucho más sabiendo que iba a estar ahí con él.

-Y yo que pensé que era un error- le dijo la Señorita Cooper, que era la que se encargaba de detención ese día al verlo entrar- Espero que tengas una historia con magia en ella porque es la única manera en la que creeré que estás aquí.

El chico se sentó en uno de los primeros bancos.

-Emma Dawson es la razon- le respondió.

-Ok, eso también lo creo- le contestó ella algo divertida y el soltó una risa.

Justo en la puerta de detención apareció la recién nombrada con su novio.

-Luego ven a mi casa, ¿si?- le dijo Nate- Y te relajas un poco.

Asintió, él le dió un beso en la mejilla y se fue. Emma entró y se sentó en la misma fila que el chico, pero dejando un banco entre ellos.

-Buen día, Emma- le dijo la profesora. La chica sonrió falsamente en respuesta- Yo tampoco quiero estar aquí, ni siquiera me pagan más.

Soltó una risa, a Emma le agradaba la Señorita Cooper, además de que literatura era su materia favorita.

La profesora se levantó de la silla y se sentó en el escritorio.

-En vez de hacerlos escribir "no debo hacer o decir tal cosa" 100 veces como deberían- empezó la Señorita Cooper- Quiero que escriban un ensayo de una hoja sobre lo que quieran. Puede ser una historia, una queja, una anécdota o cualquier cosa mientras les genere un sentimiento.

Les dejó una hoja en blanco a cada uno en sus mesa y volvió a sentarse en la silla.

-¿Y si no lo hacemos que?- preguntó Emma.

-¿No lo quieres hacer?- contestó- Creí que a ti te gustaría, eres la que mej...

-No es que no quiero hacerlo- la interumpió, estaba dando demasiada información que Emma no quería que exactamente Dylan o nadie supiera- Solo quiero saber que pasa si no lo hago.

-Tienes tres puntos menos en mi clase- le respondió- ¿Eso es suficiente insentivo para ti?

La chica no contestó y se concentró en la hoja.

Después de media hora, Emma ya había escrito una historia de al menos tres párrafos sobre una chica que era una escritora fantasma de una escritora muy famosa y no podía decírselo a nadie.

Mientras, Dylan, no tenía realmente una idea de que escribir, había empezado con una historia, pero eso no era lo suyo, así que simplemente contó cuando su papá lo llevó por primera vez a un juego de béisbol.

Empezó a sonar un teléfono y los dos alumnos alzaron la cabeza. La Señorita Cooper se levantó y se dirigió a la puerta.

-Traten de no matarse en lo que atiendo esto- les dijo antes de irse y cerró la puerta tras ella.

Ambos tenían mucho que decirle al otro, pero ninguno quería realmente hablar.

-¿Sabes lo que me pudo haber costado estar aquí?- preguntó finalmente el chico mirándola.

Emma lo miró unos segundos.

-Si sabías lo que te costaría, ¿por qué me tiraste comida encima?- le respondió.

-Sabes perfectamente que no fue a propósito- siguió Dylan algo enojado- Casi pierdo una beca.

-Gran cosa- le respondió la chica sarcástica.

-Si es gran cosa para mí porque yo no tengo dinero, ni la vida solucionada, ni la vida perfecta.

La chica al escuchar eso último, se levantó del asiento y se puso delante del chico bastante cerca.

-Escúchame bien- le dijo casi en un susurro- Si tú crees que mi vida es perfecta y está solucionada te recomiendo que te tomes un cohete hacia la realidad.

El chico se levantó para demostrar que no le tenía miedo, aunque por dentro estaba muriendo por ello.

-Puedes ir a la escuela que quieres, tener todo lo que quieres cuando lo quieres. No necesitas esforzarte y te crees mejor que los demás- dijo Dylan.

La chica se cruzó los brazos, sonrió y caminó hasta el escritorio de la profesora para sentarse en el.

-No sobrevivirías un solo día en mi vida, te lo aseguro- le contestó.

Él soltó una risa.

-En eso tienes razon- imitó a la chica cruzándose de brazos y se sentó en su mesa- No podría soportar a tus amigos ni quince segundos- siguió- Tu no soportarlas un día en mi vida.

-¿Por qué?- le pregunto sarcástica- ¿Porque no tendría dinero para pagar una universidad y lloraría todo el día por ello?

El enojo en ambos crecía cada vez más, claramente, ninguno entendía al otro. Había tanto que no sabían.

-Eso y que tenga que soportar que mi mejor amigo no pueda hablar con su hermana en la escuela porque el "la avergüenza".

-Yo no soy Moon- le respondió ella- Nunca le pedí que hiciera eso, ella sola se dió cuenta que tu amigo es un ridículo.

-Dios, ¿cómo tienen la mente tan retorcida?- se quejó el chico sin creer lo que escuchaba.

-Esas "mentes retorcidas" son lo mejor que tengo- le respondió segura.

Ambos siguieron discutiendo cada vez más fuerte, hasta que la profesora volvió.

-Wow, wow, wow, ¿que está sucediendo aquí?- preguntó ella y ambos se callaron- ¿Quieren toda la semana aquí?

Ambos negaron levemente con la cabeza y volvieron a sus asientos.

El resto de la detención fue en silencio y los dos terminaron el ejercicio de escritura. Antes de irse, se lo entregaron a la Señorita Cooper y salieron de la escuela, no sin antes darse una mirada de odio.

Cambios (des) afortunados 💫 [Dylan O'Brien y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora