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"Tu casa es.... GRYFFINDOR."

"Me avergüenza que todo el mundo mágico sepa que eres mi hija..."

"No quiero volverte a ver en esta casa...¡Nunca más!"

"Eres una deshonra para nuestra familia, para nuestro linaje..."

"No te vayas hermanita..."

Hermione despertó sobresaltada y con un sudor frío recorriéndole la espalda. Estaba harta de no tener una sola noche tranquila. Prefería mil veces soñar con la guerra y toda la destrucción que había dejado a su paso, que seguir atormentada con la voz de su padre repudiándola solo por pertenecer a la casa de los leones y por otro lado su hermana... ¡Oh, su querida hermana! Ha observado en todos estos años como la tristeza ha ido consumiendola en sus ojos le partía el corazón.

Busco el reloj en su dormitorio, era poco mas de medianoche. Decidió levantarse un rato y caminar, a fin de cuentas ya no iba a poder conciliar el sueño por lo que restaba de la noche.

Con mucho cuidado de no ser escuchada por sus compañeros de casa -ya que era premio anual y tenía una habitación para ella sola al no estar habilitada la torre de premios anuales- salió de la sala común y se dirigió a la torre de Astronomía, su lugar favorito en todo el castillo -ademas de la biblioteca- para pensar un rato.

Muchos creían que por pertenecer al trío de oro su vida era de color de rosa mientras que la realidad era otra.

Su padre la había sacado de su casa por manchar el buen nombre de la familia dejándola sin hogar y ni un knut que le ayudará al término de sus estudios. Su hermana intentaba ayudarla a escondidas pero sabía que se metería en grandes problemas si alguien se enteraba que aún mantenía contacto con ella por lo que hizo lo que estaba a su alcance para no tener ninguna conexión con ella. Le dolía en el alma haber hecho eso, sentía con el paso del tiempo como una parte de ella le faltaba, como si estuviera incompleta y veía a su hermana en la misma situación, solo que ella sabía disimularlo perfectamente con una máscara de amargura y desprecio hacia los demás. ¿La razón? Fácil, su hermana era nada más ni nada menos que Pansy Parkinson, alias la princesa de Slytherin. A pesar de ser mellizas, su hermana era toda una Slytherin en regla, tenía el porte aristocrático, ocultaba sus emociones y mantenía un gesto de desdén ante los demás, aparte el desprecio por los muggles y nacidos de ellos era evidente ante todos aunque con sus allegados era totalmente diferente.

A pesar de haber sido criada con los mismos ideales algo dentro de ella no le permitía ser así con las personas a su alrededor. En su niñez siempre había sido una niña callada que le gustaba mucho leer y ser educada con quien se cruzara en su camino, además de enfrentar con valentía los obstáculos. Sabía que por eso y más su destino fue quedar en Gryffindor y a pesar de ser escéptica en las clases de adivinación, sabía también que en su destino figuraba ayudar a Harry Potter a derrotar a Voldemort y liberar de todo mal al mundo mágico y muggle y no estar en el bando contrario como su familia y su antiguo círculo social. Aunque sus padres fueron bastante inteligentes y no se asociaron directamente con los mortifagos, por lo que no pudieron acusarlos de algún crimen.

A pesar de todo podría decir que había algo bueno en todo eso, ya que aunque le costó un par de años acostumbrarse, ahora podía expresar de manera más libre sus sentimientos así como tomar decisiones por sí misma sin tener en cuenta el que dirán, aunque a veces caía en las antiguas costumbres.

Mientras seguía en sus cavilaciones, un ruido detrás de ella la alerto que no estaba sola. Contuvo la respiración y lentamente bajo la mano hacia su varita, dispuesta a enfrentarse con quien sea que estuviera ahí. Se giro lentamente, mientras su mente trabajaba a mil por hora buscando que hechizo lanzar primero.

Grande fue su sorpresa al ver a Theodore Nott parado tranquilamente en la puerta, alzó los brazos en señal de paz y le sonrió.

-Tranquila Parkinson, no te haré daño.

Suspiró y se relajó. Volvió a recargarse en la valla y lo ignoró.

-¿Te comieron la lengua los leones? -Theo río y se puso a un lado de ella- Es un buen lugar para pensar pero no crees que es un poco tarde para estar aquí.

Ella no dijo nada, siguió con la mirada hacia el frente y el rostro inexpresivo -una de las pocas cosas que aún lograba hacer después de tantos años separada de su familia-.

-¿Sabes? Pansy se volverá loca un día de estos, que tal si charlas con ella ...

-No, ella esta mejor así. Sus padres le podrían hacer algo si se enteran que tiene algún tipo de relación conmigo.

-A ella no le interesa eso solo quiere estar con su hermana. Ya han pasado muchos años, no creo que a ellos les importe -se encogió de hombros-.

-Hermione dio una risa amarga- Oh Nott, a ellos les importa, créeme.

-Herms... -suspiro.-

-Habla de una vez Nott, se que sacaste el tema de Pansy solo para retrasar lo que sea que viniste a decir.

-Touché Parkinson, tengo una propuesta que hacerte.

-¿Qué clase de propuesta? -voltea a verlo, mientras levanta una ceja-.

-Hermione Parkinson -toma una bocanada de aire- Cásate conmigo.

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¡Hola! Aquí esta el primer capítulo de está historia.

Ojalá les guste ✨

El Destino de una ParkinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora