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A la mañana siguiente a ambas se les hizo tarde y no fueron a desayunar y se fueron directamente a clases pero se notaba la alegría en ambas y para sus amigos no paso desapercibido.

A la hora de la cena se encontraron en las puertas del comedor y decidieron entrar juntas con unas sonrisas deslumbrantes que a más de uno encandiló. Pansy fue junto a Hermione a sentarse en la mesa de los leones para compartir la cena como hace años lo habían hecho.

Muchos murmuraban al verlas, era tan extraño ver el parecido entre ambas y no entendían como hasta ahora lo notaban ya que por separado eran completamente diferentes. Una de cabello castaño y ojos color miel con ligeros tintes verdes mientras que la otra tenía el cabello de un castaño oscuro y ojos verdes. Y el detalle mas importante, una era Slytherin y la otra de Gryffindor.

Pero si estaban juntas podías notar todas las similitudes, el cabello largo ligeramente ondulado y perfectamente peinado -aunque Hermione tenía algún tiempo sin utilizar tantos productos para mantenerlo domado-, los mismos gestos al arrugar el entrecejo, la misma sonrisa, incluso un lunar cerca del labio y una pequeña marca de nacimiento cerca de la clavícula característico en la familia Parkinson, además de otros pequeños detalles que dos personas en el Gran Comedor estaban guardando en sus memorias sin levantar sospechas.

Ron, Harry y Ginny estaban un poco lejos de donde se habían sentado las hermanas y las miraban de tanto en tanto.

-¿No deberíamos ir con Mione? -decía Ron masticando un pedazo de pollo-.

-No, déjala estar con Pansy -dijo Harry mientras tomaba un sorbo de jugo de calabaza-.

-¿Acaso no es raro?

-¿A que te refieres? -pregunto Ginny confundida-.

-Bueno... -trago lo que tenía en la boca y empezó a hablar señalando con el tenedor- esa serpiente ignoró todos estos años a Mione y de la nada habla con ella como si se conocieran de toda la vida.

-Pero es que se conocen de toda la vida -dijo Ginny rodando los ojos- por si no lo has notado Sherlock, son hermanas.

Ron abrió los ojos sorprendido y Harry comenzó a reír.

-Déjalas en paz, necesitan recuperar el tiempo perdido.

Hermione y Pansy acabaron antes que los chicos y salieron a caminar un poco por entre los pasillos, Hermione estaba a punto de despedirse para hacer un poco de tarea cuando Pansy la retuvo.

-¿Porqué no pasamos la noche juntas?

-¿Estás segura? -Hermione no estaba segura de si eso era una buena idea, además...- ¿Dónde nos quedaríamos?

-En mi habitación boba, obviamente.

-¿Te volviste loca Elizabeth? -dijo Hermione con el ceño fruncido-.

-No. Vámonos.

Tomó a Hermione de un brazo y la arrastró hasta las mazmorras. Después de decir la contraseña entraron con rumbo directo hacia los dormitorios. Los pocos alumnos que había en la sala común guardaron silencio al ver a una leona en su territorio pero con una mirada de advertencia de Pansy se abstuvieron de cualquier comentario hacia Hermione.

Pansy no compartía su habitación con nadie por lo que podrían disfrutar a su antojo. Al entrar pudo observar como la habitación de su hermana era muy similar a la que tenían en su mansión solo que con menos muebles y en tonos verdes y plata. Se quedó parada recargada en la puerta sin saber muy bien que hacer mientras Pansy buscaba algo en un escritorio. Sacó un trozo de pergamino y una pluma y escribía rápidamente. Luego tomo a su lechuza -la cuál no había visto hasta ahora- y le susurró unas palabras que no alcanzó a escuchar y se fue.

El Destino de una ParkinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora