Epílogo.

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12 años después.

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-¡Scorpius Malfoy, se te va a ir el tren si no bajas en los próximos DOS minutos! -grito Hermione Malfoy molesta.- ¡Y más te vale bajar a ti también, Draco Malfoy!

-¿Estás bien mami? -pregunto una niña rubia de ocho años viendo con preocupación en sus ojitos verdes a su mamá-.

-No te preocupes cariño, tu padre es el que debería estarlo si no baja ¡ya! -grito lo último al pie de las escaleras y camino hacia la cocina-.

Antares se encogió de hombros y fue a sentarse al sillón, sabía que su papá estaba dándole un sermón a su hermano sobre Hogwarts... otra vez.

Todo el mundo se había vuelto loco cuando llego la carta de Scorpius para ingresar a Hogwarts y eso ya la tenía un poco fastidiada, ni siquiera con su primo James habían actuado así un año atrás.

Sabía que su mamá solo estaba irritable más de lo normal por su tercer -y en palabras de Hermione- último embarazo.

Tendría a su hermanito en seis meses más y la ponía muy feliz ya que extrañaría mucho a Scorpius ahora que estaría en Hogwarts.

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-Papá hay que bajar, ¿no crees?

-Espera un minuto Scor -Draco limpió unas lágrimas que caían de sus ojos con un pañuelo- no puedo creer que mi pequeño haya crecido tan rápido.

-Padreeeeee -rodó los ojos, Scorpius era una copia exacta de Draco para consternación de Hermione, se alegró cuando Antares por lo menos había heredado sus ojos y su carácter, aunque lo demás fuera completamente Malfoy-.

-Bien, vamos vamos. ¿Llevas todo verdad? No olvidas nada -dijo buscando con la mirada en la habitación-.

-Por doceava vez, NO -dijo irritado Scorpius, tomo la jaula de su lechuza y bajo las escaleras-.

-Ya era hora -dijo Hermione con el ceño fruncido hacia su hijo-.

-Culpa de tu esposo.

-Solo me preocupo por ti -dijo un indignado Draco bajando las escaleras con el baúl de Scorpius- solo me aseguro que no te falte nada para tu primer año. Malagradecido -susurro al llegar a un lado de Scor-.

-Te escuché -dijo Hermione quien puso los ojos en blanco-.

Cuando dio media vuelta, Scor le saco la lengua a su papá quien le respondió de igual manera, Antares río bajito y siguió a su mamá.

-¿Podría quedarme con mis padrinos hoy mamá? -pregunto Antares tomándola de la mano-.

-Hay que preguntarles y si están de acuerdo, no habrá problema -Hermione le sonrió a su hija y ambas se fueron por la Red Flu hacia la estación del tren seguidas de los dos hombres Malfoy-.

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-¡Tía Pansy!

Antares corrió a abrazar a su tía favorita que se encontraba parada a un lado de sus dos hijos.

-Como esta mi pequeña rubia favorita -le sonrió cálidamente-.

-Muy bien. -Antares le dio una dulce sonrisa y saludo a sus primos- Hola Al, hola James.

-Hola Anti -dijeron ambos niños-.

El Destino de una ParkinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora