El Destino de una Parkinson

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Por unos segundos se quedo sin aire, miro fijamente a Theo y comienza a reír a carcajadas.

-Que buen chiste Nott -se limpió unas lagrimas que le salieron por la risa-.

-No estoy bromeando Parkinson -su rostro esta neutro y completamente serio-.

Su risa se esfumo, tomo aire profundamente y suspira.

-¿Esto es una broma de mal gusto? -se felicitó por no titubear por los nervios-.

-Claro que no, hablo completamente en serio Hermione -toma su mano- Cásate conmigo.

-Yo... -se queda pensando unos segundos y voltea a verlo a los ojos- ¿Que buscas a cambio?

-¿Qué? -el rostro de Theo mostraba confusión-.

-Si ya sabes, en nuestras familias los matrimonios solo sirven para incrementar las bóvedas en Gringotts, el estatus social y obviamente, mantener la sangre pura. Tal vez lo último si que te lo puedo ofrecer pero por lo demás no tengo nada que darte.

-Hermione, Hermione, Hermione...-canturrea mientras camina lentamente alrededor de ella- sabes perfectamente que yo no necesito riquezas o estatus social, ya que pertenecer a una familia de mortífagos es incluso más bajo que ser traidor a la sangre -se encoge de hombros- No me interesa nada de eso, lo que me importa es ayudarte.

-¿A que te refieres con eso? -pregunta Hermione con los ojos entrecerrados-.

-Te conozco desde que éramos unos niños y sé cuáles son tus sueños, me gustaría ayudarte a que los cumplas.

-Sigo sin entender que ganarías con esto Nott.

Theo no responde, simplemente se acerca a Hermione y la toma de los hombros y la observa fijamente.

-Tu solo piensa en lo que te propongo. Esperaré tu respuesta.

Theo la mira con gran intensidad directo a los ojos, se acerca lentamente y deja un beso fugaz en la comisura de los labios de Hermione, se aleja lentamente para dar media vuelta e irse silbando tranquilamente.

A Hermione le daba vueltas la cabeza y por unos segundos se quedó estática sin saber como reaccionar de la impresión. Tomó aire y decidió regresar a su habitación, tan absorta iba en sus pensamientos que no se dio cuenta que una sombra iba detrás de ella.

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Una chica de cabello castaño claro estaba despierta desde muy temprano en Hogwarts, caminaba lentamente armando un plan en su cabeza, cuando chocó con alguien y ambos cayeron al suelo.

-¡Estúpido Potter! Fíjate por dónde caminas -murmuro la chica mientras sobaba la zona donde se había golpeado-.

-Habla por ti Parkinson, hay quienes si vemos por dónde caminamos -dijo Harry con el ceño fruncido mientras se levantaba y acomodaba sus lentes-.

-Ja, tal vez te falta un poco de aumento en esos lentes -sonrió de lado Pansy alzando la cabeza para poder ver su rostro mejor-.

-No todos podemos ser perfectos, ¿No Parkinson? -hizo una mueca-.

-Querido se que me amas pero no lo hagas tan evidente -el fantasma de una sonrisa apareció en su rostro, vio de reojo que algunos alumnos de otras casas se estaban deteniendo a ver el espectáculo- Ayúdame a levantarme idiota, no te quedes parado mientras sigo en el piso.

Harry la ayudó a levantarse, la tomo delicadamente de los brazos y la sostuvo por unos segundos en los que el corazón de ambos dio un ligero brinco y olvidaron que se encontraban en uno de los pasillos del castillo donde varios alumnos se detenían algunos segundos a ver cada movimiento que hacían.