Los Min

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Cuando llegaron a Busan, Min Chaerin se había convertido en una mujer abandonada por su infiel esposo, con tres hijos adolescentes y muchas deudas que pagar. Con los últimos ahorros que le quedaban compró algunas hectáreas de tierra donde proyectaría su futuro y el de sus hijos.
Y así fue, luego de una gran disputa con su vecino, quien la acusó de invadir sus tierras, llegaron a un acuerdo y su relación comenzó a cambiar.
Si bien Chaerin solo tenía tiempo para criar a sus hijos y hacer crecer su negocio no pudo evitar sentirse atraída por ese hombre al borde de lo rudimentario pero sumamente cálido. Siempre estaba cerca cuando ella necesitaba ayuda, la aconsejaba en los negocios y en cómo invertir su dinero. Le presentó la gente correcta para hacer funcionar su negocio y se fue metiendo poco a poco en su frío corazón. Corazón que había encerrado en una capa de hielo luego de que el padre de sus hijos lo rompiera de la peor manera.

Pero ahí estaba Park Bogum, un hombre recto, viudo, a cargo de tres jóvenes al igual que ella, sumamente guapo y que no dejaba de coquetearle.

Así que un día aceptó salir con él y desde aquel día no se despegaron nunca más. Sellaron su amor con besos, caricias y promesas que ambos estaban dispuestos a cumplir.

Solo les preocupaba algo, y eso eran sus hijos.
Los Min no eran fáciles y sobre todo velaban por el bienestar de su madre, de tal manera que eran capaces de cualquier cosa por ella.
Así que explicarles que se había enamorado y estaba pronta a casarse con su vecino era algo que la tenía preocupada.

Min Yoongi, su hijo mayor, era un playboy, salía con quien se le cruzara sin distinción de sexo, color o religión. Claro que no entendería que su madre se haya enamorado, para él el amor no existía y era algo que solo volvía estupida a la gente y estaba sobrevalorado, sus propias palabras que alguna vez vociferó ante su familia.
Se encargaba del negocio familiar y llevaba adelante la parte más dura haciendo que su trabajo sea pesado y demandante, pero no se quejaba, claro que no, mientras su madre estuviera feliz el cansancio era lo que menos le importaba.

Min Namjoon, su hijo del medio era el típico muchacho que todo sabía, había estudiado de todo a lo largo de su vida y se dedicaba a la parte comercial de los negocios familiares, ya que manejaba varios idiomas y era un gran relacionista público. En las cosas del corazón nunca había tenido demasiada suerte, siempre se enamoraba de la persona incorrecta, aunque su madre siempre le repetía que no era amor sino más bien deslumbramiento o algo parecido, Namjoon quería enamorarse, quería ser amado y quería formar una familia feliz. A los dieciséis años se había declarado abiertamente gay y su madre y sus hermanos lo habían apoyado sin ninguna duda. Así que hoy con veintiséis años estaba a la espera de su príncipe y no dejaba de soñar con eso.
Chaerin pensaba que Nam sería quien más la entendería a la hora de contar su situación amorosa y su pronta boda.

Min Jungkook, el pequeño de la familia, y por consecuencia el más mimado. Fue quien mas sufrió cuando su padre los abandonó y su madre decidió mudarse. Había llorado tanto, durante tantas noches, llegando al límite de odiar no sabe si mas a su padre o a su madre, pero de todas formas había vivido una etapa de rebeldía que lo había dejado con algún resentimiento aún hoy con sus veintitrés años a cuestas.
Si pensamos en su posición dentro de la empresa se podría decir que trabaja solo cuando necesita dinero y siempre después del mediodía, cosa que molestaba a sus hermanos pero ambos aceptaban lo que su madre les decía con respecto a que Kookie todavía no había madurado. Aunque ella sabía perfectamente que ya no era un bebé y debía comportarse como un hombre, aún así su instinto sobreprotector no la dejaba ver que sus niños ya eran hombres realmente.

Jungkook había tenido varias parejas, nada serio y aún seguía sin poder decidir que le gustaba más, sus palabras siempre eran que cuando alguien le gustaba no se ponía a pensar si tenía pene o vagina, solo salía con esa persona y listo.
Claramente su familia apoyaba su ideología. Al parecer últimamente se había sentido atraído por un chico, uno que por lo visto no estaba a su alcance y eso su madre y sus hermanos lo habían podido notar por su semblante algo triste cada vez que al parecer lo veía en algún lugar.

Donde manda el corazón. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora