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Terminó de vestirse después de haber dado cientos de vueltas, de haberse probado una infinidad de camisas hasta que encontró lo que buscaba. Se miró al espejo y sonrió, le gustaba como se veía. Tomó sus objetos personales y salió de su casa.

-¿Ya te vas cariño?- la voz de su madre lo detuvo unos segundos.

Se acercó a ella, le dio un abrazo y un tierno beso en la frente.
-Si ya me voy, deseame suerte- contestó aún sin soltarla.

-¿Suerte? ¿Y eso por qué?-

-Voy a pedirle a un terco y precioso chico que sea mi novio así que necesitaré suerte- informó con una amplia sonrisa.

-No necesitas suerte mi niño, Park Jimin sería un tonto si no te aceptara- respondió risueña al ver como el rostro de su hijo cambiaba.

-¿Cómo sabes que es él?- indagó asombrado.

-Cariño, yo sé todo. Ahora ve, no lo hagas esperar y portate bien Min Yoongi- soltó con otra risita haciendo que su hijo volviera a besarla esta vez en su mejilla.

Salió de su casa y se subió a su automóvil, llegó a la mansión Park y allí lo vio, perfecto como siempre, es que ¿había algo que le quedara mal a ese hombre?, pensó mientras sonreía y lo veía caminar hasta él. Suspiró embelesado cuando sintió los esponjosos labios del otro tocar sus labios en un beso rápido pero tierno.

-Hola- saludó Jimin y comenzó a ponerse el cinturón.

-Hola- replicó embobado.

-Deja de verme así y vamos de una vez- dijo Jimin sonriente al ver los ojos brillosos del mayor.

Salieron de la autopista llegando al viejo camino que conducía al lago.

Jimin arqueo una ceja y habló.
-¿En serio Min? ¿El lago?- preguntó irónico.

-Si Park, el lago, querías romance, cliché y todas esas cosas así que ahora te aguantas- soltó sonriendo mientras estacionaba cerca de una colina.

En la cima una mesa preparada con dos sillas, una fuente cubierta y una hielera con champaña los esperaba.

Jimin sonrió encantado, jamás pensó estar en una cita, mucho menos que sea tan tontamente romántica, pero no se quejaba, todo lo que hiciera Yoongi le gustaba, él le gustaba demasiado.

Se sentaron uno frente al otro, sin dejar de verse, enlazando sus manos y con sonrisas pintadas.
Cenaron a la luz de las velas y conversaron de varias cosas. Sirvieron champaña y brindaron por ellos dos.

-Creo que este es el momento perfecto- exclamó Yoongi algo nervioso.

-¿Perfecto para qué?- cuestionó Jimin sin dejar de sonreír al ver los nervios del otro.

Se puso de pie y se acercó a él, de repente una suave melodía resonó en el lugar. Jimin no entendía de dónde venía la música pero no se preocupó, solo se dejó llevar por esta y por la mano de Yoongi que enredaba la suya invitándolo a bailar.
Dieron pasos torpes, sonriendo uno con el otro.

Yoongi lo acercó más a su cuerpo y sin esperar demasiado le dio un dulce pero apasionado beso. Uno de esos besos que hacen al corazón del menor acelerarse.
Sonrió al notar que Jimin se había quedado con los ojos cerrados luego de separarse unos centímetros.

-Sabes si hace un tiempo atrás me hubieran dicho que tendría este tipo de citas me hubiese reído mucho, sobre todo si me decían que era contigo. Pero ahora que estamos aquí no puedo dejar de imaginar que no cambiaría absolutamente nada de nuestra relación y de todo lo que tuve que pasar para que al fin estés aquí entre mis brazos. Nunca imaginé estar pensando en pasar mis días y mis noches con alguien, jamás creí que llegaría el día en que desearía estar todo el tiempo con una sola persona, y sobre todo estaba seguro de que jamás me enamoraría, pero ya ves no sirvo para adivino, porque esto está muy lejos de lo que alguna vez creí que sería mi futuro. Y cuando pienso en mi futuro no puedo pensar en nadie más que en ti, en nosotros juntos.
Te amo Jimin, como jamás creí amar a nadie, como nunca pensé que lo haría. Y aunque sé que eres un terco, un malhumorado y un egocéntrico, no puedo ni pensar en estar con otra persona que no seas tu. Así que piensa muy bien lo que vas a responderme porque realmente quiero que seas mi novio. Que hagamos todas esas cosas tontas que hacen las parejas. Quiero dormir contigo y despertar viéndote, despeinado y con babas sobre la almohada. Quiero llevarte el desayuno a la cama y que cocinemos juntos, ir al estupido supermercado para comprar chatarras y ver películas todo el fin de semana recostados en el sillón. Y cuando llegue la noche y deba irme a casa, pedirte que me dejes repetir la rutina al día siguiente. Piénsalo muy bien Jimin porque quiero eso y más y lo quiero solo contigo amor- sonrío al ver los ojos de Jimin cargados de emoción y brillo.

-Quiero eso Min, también quiero eso- contestó y ambos se fundieron en un interminable beso que sellaba de alguna forma el amor que ambos estaban sintiendo.









La ropa quedó desparramada por todo el camino desde la puerta hasta la habitación. Las manos deseosas acariciaban cada centímetro de piel de cada uno. Ninguno podía resistirse, era ese el momento y el lugar indicado y ambos estaban seguros de que no había forma de torcer el futuro que los esperaba.

Besos lujuriosos, caricias excitantes, jadeos desesperados, gemidos placenteros, eso y más, todo formaba el sonido de la melodía perfecta que ambos podían componer.
Jimin jadeaba desenfrenado mientras sentía como su pene arremetía contra el cuerpo del otro, viendo embelesado como Yoongi lo recibía excitado y enloquecido.

-No puedo más- exclamó dejándose llevar por el éxtasis.

Yoongi no tardó ni un segundo en cambiar de posición. Se sentó boca arriba y acomodó el cuerpo de Jimin sobre su miembro deseoso de explorarlo. Poco a poco el más joven se fue autopenetrando y Yoongi no podía estar más fascinado con la cara de placer y lujuria que Jimin poseía en el preciso instante en que entraba en él.
Daría su vida entera por revivir cada día ese minuto, ese momento sublime en que puede invadir el cuerpo ajeno.
Comenzó con lentas estocadas mientras Jimin subía y bajaba lanzando todo tipo de maldiciones y sonidos de éxtasis. Yoongi no podía estar más excitado. Sin dudas Park era el hombre perfecto para él y ahora era su novio, su lindo y sexy novio, quien se movía ávido de deseo sobre él haciendo que su miembro se hundiera más profundo dentro de su carne.
Tocar el cielo con las manos, así podía describir ese momento, y así lo haría eternamente, de eso estaba seguro, porque no había forma de que ellos dos se separaran alguna vez.
Con sus caracteres explosivos, sus peleas constantes, sus bromas horribles, sus discusiones certeras, sus desacuerdos y sus mañas. Con eso y con todo el amor que sentían el uno por el otro. Con eso y más, ambos supieron entonces que estar juntos era más fuerte que cualquier cosa que pudieran pasar.

Se besaron incontables veces, mientras el ritmo aceleraba provocados por la necesidad. Jimin volvió a explotar sobre el vientre ajeno, mientras que Yoongi lo llenaba con su elixir.

Así, desnudos, jadeantes, excitados, completos, así se juraron que no se separarían nunca.

-Algún día voy a pedirte que te cases conmigo- soltó Yoongi mientras besaba una vez más los bonitos labios del otro.

-Oye, apenas acepté ser tu novio, no me asustes con más pedidos-

-Solo te voy avisando para que estés preparado- contestó y ambos se acomodaron muy cerca para dormir abrazados.

-Entonces algún día voy a decirte que si- respondió sonriendo y cerrando sus ojos para al fin dormir serenamente y completo al tener al mayor junto a él.

Donde manda el corazón. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora