Tan solo tu

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Los cuerpos sudorosos marcaban un ritmo despiadado. Podía ver claramente cómo su pene se perdía dentro de aquel apretado trasero, y se maravillaba ante la vista. Aunque claramente había visto muchos culos en su vida debía reconocer que el que ahora estaba azotando con su erguido y demandante miembro era todo un manjar.
Embistió varias veces más, mientras masturbaba al otro para que al fin ambos se lanzaran al éxtasis del orgasmo.
Salió del cuerpo ajeno y sin mediar palabras se puso de pie, caminó hasta el baño y cerró la puerta sin dar permiso a más palabras o acciones. Entró a la ducha y poco a poco fue dejando que el agua arrastrara todos los fluidos que recorrían su cuerpo.
No podía negar que el chico era un buen amante, uno más como tantos otros que había tenido el placer de probar. Pero lo que tampoco podía negar fue que durante todo el acto sexual su mente había estado perdida en sus pensamientos, pensamientos que lo llevaban a unos lujuriosos y sensuales besos que había disfrutado anteriormente.

-Cierra la puerta cuando te vayas- anunció al chico que seguía desparramado en el sillón donde acababan de tener sexo.

Subió los escalones y se perdió en su habitación cerrando la puerta. Terminó de secarse su cuerpo, se puso unos boxers negros y se acostó mirando el techo, intentando encontrar allí la respuesta al caos que era su cabeza.
De repente, los labios delgados y jugosos de su vecino llegaron a su memoria, pensó en que quizás le hubiese gustado terminar la noche entre los brazos de este pero debía reconocer que juntos no funcionarían, estaba seguro de eso, eran peor que agua y aceite, peor que perros y gatos. Tan opuestos, aunque también pensó que los opuestos se atraen y él no podía negar que Min Yoongi le atraía demasiado. No era de ahora, no lo había descubierto esa noche, ni por los pocos besos que se habían dado en apenas unas horas.

Recordó la tarde que mientras montaba su caballo por las tierras de la finca Park había visto llegar a la familia Min. En seguida su curiosidad se pegó a la figura de aquel pálido y delgado chico, pensó en que sería buena idea acercarse a saludar, pero cuando notó el malhumor del chico mientras discutía con una señora que seguramente sería su madre desistió de la idea.
No niega que durante los primeros días se había convertido en todo un espía, cabalgaba por los límites de ambas propiedades intentando ver al chico que había llamado su atención. Pero fue difícil ya que este parecía ignorar todo lo que había a su alrededor.
Unos pocos días después la noticia de la muerte de su madre lo dejó devastado y ya no se interesó en nada ni nadie, y eso incluía a su enigmático vecino.
Cuando volvió a la escuela, después de las vacaciones de verano, se encontró con la novedad que dos de sus tres vecinos serían sus compañeros en la misma. Debe reconocer que por un momento tuvo la leve idea de acercarse de una vez por todas y al fin presentarse y porque no intentar ser su amigo. Pero al escuchar las horribles burlas de este y su hermano acerca de la perdida de su madre hizo que sintiera un odio poderoso recorrerle su cuerpo.
Todavía recuerda cuando fue como un loco a pedir explicaciones ante aquellos rumores y como Namjoon el hermano del medio había intentado entender de que hablaba y eso lo hizo enfurecer aún más y terminó tomándose a golpes con este. Poco le importó la diferencia de altura o el cuerpo musculoso del otro, se sintió complacido cuando lo vio en el suelo con su rostro lleno de sangre. A esas alturas era casi imposible que el vecino que había llamado su atención quisiera al menos hablar con él y entonces decidió que no le importaba, que no quería ser amigo de ninguno de los Min y que ya los había comenzado a odiar.
Durante los años siguientes, donde la escuela media terminó y comenzaron la universidad, para empeorar todo, los cuatro mayores entraron a la misma. Jimin había notado la forma coqueta y descarada con la que el idiota vecino llamado Yoongi se movía por todos lados. Chicas, chicos y hasta los gatos caían rendidos a sus pies y eso aumentaba aún más su odio hacia este. Aunque pensándolo bien quizás no era odio sino que le hubiera encantado ser él una de las conquistas del mayor.
La noche en la fiesta de Kang fue la gota que derramó el vaso. Yoongi estaba tan ebrio que no sabía lo que hacía. Jimin había bebido, claro que lo había hecho, pero no estaba perdido como su vecino. Sonrió al verlo dormido en uno de los sillones, se acercó lentamente, mirando a su alrededor para asegurarse de que nadie lo viera.
Acarició suavemente su perfecto rostro y acomodó un mechón rebelde de sus cabellos detrás de la oreja del otro.

-Park, eres precioso- gimió Yoongi con sus ojos entrecerrados y tratando de acariciar una de sus mejillas.

Jimin sonrió mientras sentía su corazón saltar como loco en su pecho.
Su rostro bajó lentamente hasta ponerse a la altura de los labios de Min, era una locura lo sabía, pero quizás esa sería la única oportunidad de probar esos labios que tanto le atraían.
-Tu también eres precioso Yoongi- dijo mientras se acercaba aún más a los labios ajenos.

-Jihyuk eres precioso, bésame nene- las palabras atravesadas de Yoongi pegaron justo sobre los labios de Jimin y entonces retrocedió todo el camino que había hecho, sintiéndose un idiota por creer que su vecino lo veía como él quería que lo viera.
Se puso de pie y dejó al chico allí desparramado sobre el sofá, salió de la casa de Kang y se prometió que nunca más se enamoraría de nadie porque el amor era una mierda.













Recorrió con su vista a la gente que aún seguia bailando y entonces lo vio, a su presa, esa que nunca se negaba a él. Se acercó tomándolo por la cintura, el otro pegó un salto y giró a verlo. Su sonrisa se hizo enorme al sentir el miembro ya despierto de Yoongi sobre su trasero.
-Vamonos de aquí nene- la voz ronca de Min hizo tensar al otro quien sin dudarlo tomó su mano y se dejó arrastrar hasta la salida.

Subieron al auto del chico y al cabo de unos minutos llegaron a la casa de este.
Se enredaron entre besos y caricias lujuriosas y se dejaron arrastrar por el arrebato de calor que los invadía.
Poco a poco Yoongi fue penetrando a su amante haciendo que el otro jadeara desesperado por la bruma de placer que lo llenaba. El ritmo se intensificó entre ellos y el orgasmo de pronto los envolvió. Cuando Yoongi apoyó su frente sobre la espalda del otro no pudo evitar hablar.
-Me gustas tanto Jimin- soltó con los ojos aún cerrados. Ojos que había mantenido cerrados durante todo el acto porque la imagen de su sensual y salvaje vecino invadía su mente.

-¿Qué carajos?- exclamó exasperado el chico que aún tenía su pene dentro de su trasero e intentaba aminorar el ritmo de su agitado corazón.

Yoongi sonrió al darse cuenta de lo que había dicho.
-Perdona, sabes que no soy bueno con los nombres-

-Me estás jodiendo, llevamos años cogiendo Yoongi, no me puedes decir que no sabes mi nombre- gritó totalmente cabreado Jihyuk mientras se alejaba del otro e intentaba volver a vestirse.

-Oye, no es para que hagas un berrinche, solo fueron unas letras de diferencia- comentó con una sonrisa irónica.

-Justo me vas a decir el nombre de tu estupido vecino, ¿en serio Min?- volvió a gritar al ver que al otro poco le importaba lo que le decía.

-No vuelvas a llamar estupido a Jimin, y deja ya de joder- tomó su ropa y comenzó a vestirse.

-¿Qué haces? ¿Por qué te vistes?, vamos Yoon no es necesario que te vayas- su ruego era casi desesperado.

-Me aburres Jihyuk y no tengo ganas de seguir aquí, es más no tengo ganas de seguir con lo que sea que tengamos, así que adiós-
Salió del departamento ajeno, puso sus manos en sus bolsillos y comenzó a caminar, la finca estaba bastante lejos pero no tenía apuro y prefería tomarse su tiempo para llegar. Sonrió recordando lo que había pasado con su amante y también pensó en que durante el tiempo que estuvo teniendo sexo con este había estado pensando todo el tiempo en el perfecto, sensual y salvaje Park Jimin, tenía que hacer algo, no podía quedarse de brazos cruzados, hacia diez años que Jimin le gustaba y aunque sabía que juntos serían como una bomba explosiva no podía dejar de pensar que le encantaría quemarse vivo entre los brazos del otro.

-Oye idiota, ¿piensas caminar hasta tu casa?- la voz de Jimin lo hizo salir de sus pensamientos.
Su vecino iba montado en su camioneta, el vidrio del copiloto estaba bajo y su velocidad iba al ritmo de los pasos de Yoongi.

Sonrió sin pensar demasiado y habló.
-Bueno, la idea primaria era pasar la noche entre los brazos de algún amante, pero las cosas no salieron bien, mis hermanos se fueron como idiotas detrás de los tuyos y yo no traje mi auto, así que si, técnicamente iba a caminar hasta casa- comentó con total sinceridad.

Jimin sonrió sin saber muy bien por qué, solo le encantó la idea de que no había podido pasar la noche con alguien más.
-Sube, después de todo no soy tan desalmado como para dejarte aquí solo a estas horas de la noche- explicó mientras sacaba el seguro de la puerta.

Yoongi iba a responder con sarcasmo pero la mirada sincera de Jimin lo hizo cerrar automáticamente su boca.

Se subió de copiloto y ambos comenzaron el viaje en silencio, intentando que el contrario no notara la satisfacción de haber terminado juntos aquella inquietante noche.

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