Capítulo 4

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Propuesta
~•••~

Rusia ve al más bajo con una pizca de burla en sus ojos y sonríe ladino.

A México le enfurece tanto que se quiera burlar de él, o que lo hagan quedar como un pendejo, y vaya que ganas no le faltan de matarlo y comérselo de una vez, pero se controla y sonríe igual dándole a entender que eso no le afecta para nada.

- No soy confiado, solo eso, cualquiera puede mentir

Rusia roda los ojos y suelta un bufido del cual desprende aire frío sobre México, el ultimo se estremece.

- Espero que no te haya quedado dudas y que el que no interfiera en mi trabajo fueses tu – dice en un tono amenazador.

- Me la pelas – le comunica Mex al ruso sacándole la lengua.

- Eres muy infantil ¿sabes? – dice el mas alto ya un poco molesto.

- Y aun así me la pelas –

México se da la vuelta, quitando conexión con la mente del contrario dejándolo solo. A Rusia solo le da ternura el comportamiento de México, pero aun así no le deja de parecerle irritante.

El mexicano esta que arde de la rabia, cualquiera que se le acerque en ese instante sería muy desafortunado.

- Me lleva el hoyo negro

- ¡MÉXICO! MI MOZO – excepto para un dios.

Austria dios del sexo y la lujuria, se interpone en el camino de México de manera inesperada. No es que el mexicano sea grosero, pero casi le suelta una patada en la cara al contrario, de no haber sido porque este detiene su pierna ágilmente.

El austriaco, sujeta la pierna del más bajo con delicadeza, como si fuera de cristal y deposita un beso en la rodilla.

- ¡ORAA TU! PERATE WEY -

México se aparta de el rápidamente un poco sonrojado por la acción anterior y lo mira molesto por su atrevimiento.

- ¿Qué te pasa querido? – Austria da dos pasos adelante - ¿Por qué me tratas así mi capullo? – dice un tanto dramático.

México sonríe por la actuación exagerada de Austria y se pasa la mano por el cabello.

- Solo que, lo que quiero no está saliendo como desearía – confiesa México.

El austriaco mira enternecido a México y toma su cara apartando algunos mechones de pelo.

- Te vez estresado cariño mío – lo sostiene del mentón - ¿Qué te parece una orgia? No falta mucho para que empiece la primera del alba – ofrece con naturalidad.

México abre los ojos en grande y aparta las manos de Austria de su rostro.

- Ya te dije que no me gustan esas cosas wey –

- ¿Un trio? ¿Un trio chiquito? No tienes que estar con todos si no quieres – camina hacia México de modo que este retrocede para mantener su distancia.

- No, no quiero un trio chiquito

- Bueno, yo tampoco... entonces solo seamos tu y yo, ya que te gusta más lo íntimo – Austria logra acorralar al mexicano contra un árbol y le sonríe coqueto.

Nuestro querido dios de la fertilidad se queda tieso ante tan indecente propuesta, no es la primera vez que el austriaco le hace una de esas, pero esta ha sido la más explícita de todas.

Encontrarte Otra Vez ||R u s m e x||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora