México fue tanto bendecido como condenado desde el primer día de su nacimiento sin saberlo.
Al ser ignorante de su condición, se manifiesta ante la primavera con alegría. En cambio, su devoción por colorear el cielo se verá desafiado por las tiniebl...
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~•México•~
Esa cara es su prenda de siempre, un clásico si me lo preguntas; pero cuando sonríe tenue, híjole, tremenda sonrisa que se carga, chulada de sonrisa, no se porque no la saca a relucir más seguido.
- Me gustaría hacerte una cuestión si no te molesta - pidió Austria. Los pelos de Rusia me daban cosquillas, pero eran tan suaves que te podías dormir en él.
- Adelante - respondió sombrío Rusia.
- No sé si lo conozcas o tal vez sí, pero, ¿has visto a México? Es un poco bajo, muy lindo, por cierto, pelo castaño de seda, sus oj...- me describía a detalle, pero Rusia lo interrumpió.
- Entiendo - musito con una voz muy grave - No lo he visto -
- ¿Seguro? -
Su pelaje vuele bonito, como a, a flores lavanda, ¡exacto! ... ¿o a vainilla? Apegué mi nariz a el para detectar bien el olor, causando que se retorciera un poco, dejé de hacerlo.
- Muy seguro - bufó.
- Gracias yo me retiro - anunció Austria.
Señora Luna, me has mirado a los ojos, sonriendo, no haz dicho mi nombre, pero algún día seguro que sí.
- ¿Ya se fue? - pregunté aun oculto en él.
- Si - anunció - apártate - ordenó.
No quería, ya había agarrado calor de su cuerpo, pero si estuviera en su lugar si me incomodaría. Hice lo que me pidió lo más rápido que pude, no podía ni mirarlo a los ojos de la vergüenza que me daba la situación.
- Gracias y perdón - musite evitando sus ojos, mi cara me ardía.
- ¿Por qué te busca? - preguntó ignorando mis disculpas.
No le comunique nada, pensaba y repensaba la situación buscando la respuesta, pero nada me venía a mi mente.
- Creo que tiene un tipo de apego a ti - farfullo
Sonreí forzadamente mostrando mis dientes y poniendo las palmas de mis manos enfrente. Posiblemente es así, estaba de acuerdo. Rusia dio un resoplido tomando su forma humanoide, me escaneo de arriba abajo.
- ¿Es enserio? - quedó viendo a mis pies - ¿De nuevo en el lodo? - arqueó una ceja interrogante y se cruzó de brazos.
- Ay, eso no es algo que no sepas - me crucé de brazos igual - Es desestrezante - defendí.
Puso los ojos en blanco elevando un poco las comisuras de sus labios.
- Por favor Rusia - renegué - tu y yo lo hicimos la otra vez -
