° Un beso °

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Dame un beso que el tiempo se acaba.

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—¡Ya volví! —gritó la pelirrosa entrando a la sala de la casa del Uchiha—¿Me perdí de algo?

—No, pero por poco te pierdes del inicio del partido. —respondió— ¿Estás enferma?

—No. —dijo sentándose en el sillón junto a él— ¿Por qué lo preguntas?

—¿Será porque hoy has ido más veces al baño que yo en una semana?

El sarcasmo en su voz era evidente.

—Itachi, por si no lo recuerdas las mujeres tenemos ciertas reacciones involuntarias que suceden cada mes. —justificó— Hoy es uno de esos días, ¿ok?

Itachi, sintiéndose claramente incómodo, prefirió no seguir preguntando y enfocar su atención a la pantalla.

Desde chicos era una tradición para ellos ver los partidos de los Knicks todos los viernes cada dos semanas en la casa del Uchiha: Sakura llevaba botana, palomitas, nachos, sodas y dulces. Era su noche especial.

Muchos creyeron en un comienzo que la amistad de ambos era algo más, pues no había momento en el que no estuvieran juntos.

—Te apuesto lo que quieras a que hoy no ganarán. —escupió molesto mientras se dejaba caer sobre el respaldo del sofá.

—¿Por qué lo dices?

—Tengo un mal presentimiento. —respondió— ¿Qué pasa? Siempre tenemos los mismo presentimientos.

Y así era, pero en los últimos días, o más bien, en las últimas semanas, había estado muy distraída, e Itachi era demasiado observador como para dejarlo pasar.

—¡Pff, no sé de qué hablas! De hecho, me ganaste en decir que no ganarán.

El azabache torció los labios sin creerle una palabra, pero el sonido del silbato interfirió y evitó que continuara interrogándola hasta llegar a la verdad.

—¡Ya va a empezar! —gritaron al mismo tiempo celebrando.

—Vaya, otro viernes por la noche conviviendo con dos frikis del basketball. Qué desgracia la mía.

La sarcástica voz provenía de la entrada de la sala. "Tenían que ser hermanos", pensó.

—Basta, Sasuke. Déjanos disfrutar nuestra noche. —murmuró cansado su hermano sin dedicarle siquiera una mirada.

—Si, déjanos solos. —apoyó la pelirrosa, pero a diferencia de su amigo, ella si lo miró de reojo.

Ante esa respuesta y haciendo contacto visual con la chica, Sasuke arqueó una ceja y asintió apretando la mandíbula.

—Bien, los dejaré solos, tortolitos. —canturreó con desagrado y fue hacia la cocina.

"Diablos, no debí decirle eso", pensó Haruno.

Conocía a Sasuke de casi toda la vida, y siempre había sido una guerra campal entre ellos. ¿La razón? Desconocida.

Los Knicks, como bien predijo Itachi, no estaban teniendo un buen desempeño.

—¡No, tonto! —exclamó irritado el chico— ¡Debías hacer un pase! ¡Ugh!

—¡Itachi, tiraste la soda en el piso! —avisó entre risas Haruno.

—¡Ugh! Tontos Knicks, perderán y por si fuera poco ahora tengo que limpiar esto.

—Ya, dramas. Yo limpio. —se levantó y caminó hasta la cocina en busca de un trapo o en el mejor de los casos un trapeador, pero lo que encontró fue bastante inesperado— Sasuke... ¿qué haces aquí?

El mencionado descansaba sobre el desayunador y disfrutaba una galleta de chispas de chocolate.

—Comiendo, obvio.

—Mmm, pero tú odias lo dulce. —replicó yendo a la vitrina donde Mikoto guardaba las cosas de limpieza.

—Si, pero da la casualidad de que solo lo dulce logra que se me pase un poco el enojo.

"Oh, no."

—Ya veo.

—¿No dirás nada más?

—¿Crees que tengo algo que decir?

Él asintió dando el último bocado a la galeta y sacudiendo sus manos para quitar las moronas: —Tal vez quieres preguntarme porqué estoy enojado.

El Uchiha caminó hasta la misma vitrina y se posicionó de forma que pudo ver frente a frente a la pelirrosa.

—Bien, ¿por qué estás enojado?

Una sonrisa ladina apareció en el rostro del chico: —Porque hace veinte minutos estaba en medio de la mejor sesión de besos de toda mi vida, pero mi bonita novia prefirió bajar a ver un partido con mi hermano.

Sakura mordió su labio y suspiró: —Sabes que tenía que bajar o Itachi nos descubriría.

—Pues que lo descubra. No me importa.

Haruno suspiró y se acercó un poco más a él. Miró sus labios y se mordió la lengua para no perder la cordura.

—Mantengámoslo en secreto. Es más divertido así.

Tras su petición besó ambas mejillas del azabache de una manera tan lenta y suave que sabía no podría decir que no.

—Bien. Seguirá siendo nuestro nuestro secreto. —paseó el dorso de su mano por la mejilla de la chica y murmuró— Pero no será para siempre.

Secretos 》SasusakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora