Soy un esclavo para ti.
No puedo sostenerlo, no puedo controlarlo
Soy un esclavo para ti.
No lo negaré.
No estoy tratando de esconderlo°
—Hola, Ino. —canturreó llegando al lócker de su amiga.
—Hola, Saku. —respondió con el mismo tono— ¿Noto a alguien contenta? —la pelirrosa asintió sin intentar esconderlo— No me digas... tuve razón. ¡Claro que si, siempre la tengo!
La pelirrosa sonrió aceptando: —Te debo una enorme, has salvado mi... lo que sea que tengo con él.
—Puedes pagarme ahora mismo. —caminó en círculos— ¿Te parece?
La pelirrosa, revisando si su flequillo lucía bien, habló: —¿Vas a querer que te compre otra prenda de Gucci? Porque aún no tengo dinero.
—No, esta vez es algo muy barato. Regalado, de hecho. —aseguró— Quiero que me digas quién es tu chico. Es todo.
Sakura le dedicó una mirada y negó: —Le pediré dinero a mis papás y te compro algo.
—¡Vamos, quiero saber! —suplicó— Somos mejores amigas, ¿por qué no me dices?
—Porque... porque me matarían si se enteran quién es.
Conociendo a su amiga, entendería exactamente lo que quería que entendiera.
Ino, como siempre, gesticuló con su rostro de forma exagerada: —¡Un amor prohibido! Oh, por Dios, Sakura... jamás creí que serías del tipo que anda con badboys. —su amiga se encogió de hombros y sonrió— ¿Es guapo?
La imagen de Sasuke sonriéndole cruzó su mente, y su sonrisa se delató: —Mucho.
—¿Y ustedes ya...? —hizo algunas señas sugerentes con sus dedos mientras movía sus cejas— ¿Si?
—No, puerca. Aùn no.
—¡¿"Aún"?! —la emoción volvió a apoderarse de los gestos de la rubia— ¡Estás descontrolada, mujer!
—Cállate. —rio con nervios.
La campana sonó y ambas salieron del baño para dirigirse a los salones de sus clases correspondientes; antes de entrar y separarse, Ino pidió una última cosa a su amiga.
—Sakura, prométeme que antes de hacer algo con tu badboy, me pedirás consejos, ¿ok? Hablar esto con tus padres es incómodo y para algo somos mejores amigas, para ayudarnos. —explicó con tanta seriedad que Haruno no pudo evitar mantener la misma postura— ¿Ok?
—Ok, lo prometo.
—Bien. —sonrió— Y por último... cuando lo hagas, también quiero que me cuentes detalles.
Sakura viró los ojos y golpeó su hombro: —Adiós, Ino.
Hablar con su mejor amiga y medio confesar su secreto más preciado fue como quitarse un gran saco de papas de encima: refrescante, pero hubiese deseado que no tuviera una amiga tan depravada que le metiera ideas prematuras en la cabeza, suficiente tenía con su imaginación.
Por ahora, en clase de Biología, debía lidiar con Itachi, compañero de banco desde hace dos años. El azabache ya estaba dentro del aula en su lugar correspondiente, miraba su celular sin interés y cuando vio a su amiga no pudo evitar demostrar la vergüenza que sentía.
—Hola. —dijeron al mismo tiempo.
—¿Cómo estás? —preguntó el Uchiha con tono suave.
—Bien, ¿y tú?