Si, siento dulce emocion
Cada vez que estas cerca de mi
Cada vez que estás cerca
Dije que siento dulce emoción°
La película iba a la mitad. Itachi se había quedado dormido veinte minutos después de que iniciara, Sasuke ya iba por la tercera ronda de palomitas y Sakura por la quinta soda.
¿Estaban prestando atención? A medias.
—¿Quieres palomitas? —preguntó el azabache carraspeando y acercando el bowl a ella.
—Si, gracias.
Las respuestas eran tan parcas que rozaban lo incómodo, pero no precisamente porque la compañía del otro les resultara molesta, al contrario, quería seguir con esa compañía.
—¿Puedes creer que este tonto se quedara dormido? Y nos deja viendo... esto.
Para su buena o mala suerte la escena en pantalla era una donde los protagonistas se encaminaban al éxtasis de la escena; Sakura apretaba sus piernas y puños, no mantenía su mirada en la pantalla, solo en un punto medio entre el mueble y el Uchiha a su lado, y él apretaba con fuerza un cojín e intentaba no mirar a su lado.
—Ya sé, qué baboso. —apoyó Haruno entre risas nerviosas.
—¿Quieres... quieres hacer otra cosa?
—¿Como qué?
—Siendo honesto, cualquier cosa es buena comparada con lo que hacemos ahora. —comentó ignorando el beso intenso entre los protagonistas— ¿Qué dices?
Sakura sabía que era lo mejor antes de llegar a la peor parte de la película, si es que eso era posible. Pausaron y se levantaron sin hacer mucho ruido para que Itachi siguiera persiguiendo ovejas en sus sueños. Subieron al segundo piso y caminaron por el pasillo hasta llegar a las puertas del fondo; las habitaciones de Itachi y Sasuke estaban una frente a la otra, siempre entraba a la de su mejor amigo, pero esta vez fue como si un imán la llevara directo a la del hermano incorrecto.
—Wow.
Fue su expresión al ver el cuarto del chico. Rompía con cada una de las ideas que tenía de él, antes de entrar se imaginaba un lugar digno de un vago: ropa tirada por todos lados, olores indeseables y de dudosa procedencia, tal vez posters de chicas medio desnudas o de bandas de rock pesado que solo conocen en su país. ¿La realidad? Era un cuarto perfectamente armonioso, su guitarra en una esquina junto a su cama cuidadosamente tendida, la alfombra no tenía restos de comida a medio pudrir, la poca ropa que había a la vista estaba doblada en un mini sillón, se podía percibir un aroma a menta, había fotos de su familia y amigos sobre los muebles y posters de pinturas abstractas.
—Y eso que no has visto mi baño, tengo jaboncitos con olor a frutas. —bromeó sabiendo el motivo de su sorpresa.
—No puedo creer que este sea tu cuarto. —se sentó sobre la cama y siguió observando— Es más limpio que el de Itachi.
—Bueno, creo que he demostrado que no tiene sentido compararme con mi hermano porque somos totalmente diferentes. —argumentó de pie frente a ella— Pero si este fuera un concurso yo ganaría.
Haruno soltó una pequeña risa: —Totalmente. ¡Esto es increíble! —soltó a la vez que se recostaba sobre el colchón y se estiraba— Dios, es tan suave.
Sasuke se recostó a su lado y la miró con intriga: —Eres afortunada.
—¿Por qué?
—Por ser la tercer chica en entrar a mi cuarto. —confesó.