°Miel°

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Azúcar tan dulce, estoy de rodillas
No sirve de nada correr, estoy atrapado como la miel en ti

°

"Tu casa está libre?"

"En unos minutos, Itachi ya está por irse"

"Bueno, entonces te veo en un momento"

"Ok, corazón💗"

Sakura sonrió a la pantalla de su celular, se levantó de su cama y fue hasta la puerta de su cuarto, de la cual colgaba un espejo, acomodó su cabello, arregló su blusa y salió de ahi. La forma en la que bajaba las escaleras era dando pequeños saltitos, usaba una falda color perla con olanes que resaltaban y enternecían aquel acto.

—Ma, saldré un rato. —anunció yendo a la puerta principal— Te veo después.

—¿A dónde vas?

—Con Itachi. —respondió deteniéndose— Veremos una serie.

La mujer suspiró: —Bien. Me saludas a Sasuke.

La pelirrosa asintió, sin embargo, no pudo evitar sentir curiosidad respecto a la preferencia de su madre sobre los hermanos Uchiha: por un lado, le encantaba que quisiera tanto a Sasuke, así cuando ambos anuncien su noviazgo será fácil que lo acepte, pero, por otro lado, Itachi es su mejor amigo, alguien que estará presente en su vida en todo momento y que sería mejor si su madre lo tratara como parte de la familia.

Como siempre, no tardó mucho en llegar a su destino, pero esta vez prefirió esperar en el patio, a un lado de la casa, hasta que le dieran la señal. Miraba con detenimiento el pasto, no tenía nada en especial, pero el aburrimiento a veces provoca mayor atención a detalles tan comunes. Escuchó la puerta abrir y cerrarse, unos cuantos golpes en las escaleras y luego pasos abriendo camino entre el pasto; la chica asomó la cabeza muy apenas, pero lo suficiente como para notar a Itachi doblando esquina. Se había ido.

—Psst, ya puedes subir. —escuchó encima de ella, pues la ventana del cuarto de Sasuke daba justo a ese lado del patio— Corre.

—Oh, Rapunzel, Rapunzel... mejor lánzame tu largo cabello para evitar las largas escaleras. —pronunció como si se tratara de un concurso de oración y estallando en carcajadas, siendo secundada por el azabache— Ya voy.

—Yei. —celebró cerrando la ventana.

Sakura conocía a la perfección esa casa, como la palma de su mano. Así como entró cerró la puerta y subii de dos en dos los escalones, solo para ser envuelta en brazos del Uchiha justo en el último escalón. Sus abrazos le encantaban, la hacían sentir como si su energía fuera recargada al cien por ciento, y si tuviese que elegir su parte favorita del abrazo, era poder aspirar su aroma tan complicado de descifrar.

—Ya llegué. —murmuró la chica contra su pecho.

—Y yo me alegro por eso. —murmuró de vuelta— ¿Qué quieres hacer hoy?

—¿Podemos estar así por un rato? Me gusta.

—Mis piernas se van a cansar. —se quejó el azabache, pero sin pensarlo la jaló de la muñeca y corrieron hasta la cama del chico, tirándose ella sobre de él para volver al abrazo inicial, solo que ahora con mayor proximidad entre ellos— Esto está mejor.

No necesitaban hablar, hablaban todo el tiempo por mensajes y llamadas, y cuando uno de los dos tenían casa sola lo aprovechaban para simplemente disfrutar la presencia el uno del otro.

—Oye, he estado hablando con Ino. —mencionó Sakura mientras acariciaba el dorso de la mano del chico— Sobre ti.

—¿Sobre mi? —un ligero movimiento de cabeza afirmó como respuesta— ¿Entonces ella ya sabe?

El tono en su voz denotaba preocupación, la cual no pasó desapercibida: —¿Tendría algo de malo?

—No, no... solo que acordamos mantener esto en secreto por un rato más. —respondió— Me tomarías por sorpresa.

—Menos mal que no es el caso. —confesó con suavidad y continuó— Ella sabe que salgo con alguien, insiste en saber de quién se trata, pero respetando nuestro acuerdo y conociendo los dotes periodísticos de Ino, no se lo he dicho. —explicó— Pero hablamos de otras cosas...

—¿Qué otras cosas? —preguntó con curiosidad, a la vez que enredaba en el dedo índice de su mano libre, un mechin rosado de la nuca de la chica.

—Pues... ella insiste mucho con sus consejos de aspecto íntimo. —en estos momentos agradecía no poder ver a los ojos al Uchiha— Quiere que sea lo más cuidadosa posible, ¿sabes?

—Hmp, entiendo. —hubo un breve silencio, Sakura comenzaba a arrepentirse de haber sacado el tema— ¿Hay algo que quieras saber?

Claro que lo había, si no porqué mencionarlo.

—Si... creo. —dijo entre dientes— ¿Te molesta si pregunto?

—Si no te sientes apenada, por mi está bien. —recalcó y la ayudó a incorporarse para poder verla de frente— Anda, dispara.

Haruno respiró con profundidad, en su momento la intriga que Ino plantó en ella parecía fuerte, pero ahora estando a punto de saciar su curiosidad frente a Sasuke la hacía sentir irrelevante.

—Esto, no-no me importa, pero quiero que seamos totalmente honestos, ¿si? —el chico asintió— ¿Tú... tú has estado con... otras personas? —la pelirrosa intentó entonar con la mayor fuerza que le fue posible.

El chico torció los labios: —Supongo que te refieres a estar... ¿acostarme, verdad? —ella asintió— Wow, no quiero ni pensar todos los consejos que te dio Ino. —rio con moderación— ¿El tipo de respuesta es muy importante para ti?

—No soy ingenua, siempre he sido consciente que eres popular con todos. —argumentó— No me sorprendería si me dijeras que si, pero...

Él la interrumpió: —¿Te molestaría?

—¡No, no! Pfff  no soy celosa. —se defendió— Pero me gustaría saber qué esperar cuando...

La volvió a interrumpir: —¿Cuando estemos juntos?

Las mejillas de la chica se coloraron, amaba la sinceridad de Sasuke, pero a veces era muy extremista.

—Aja. Eso.

El Uchiha sonrió enternecido: —Me ofende que pienses que soy alguien fácil de llevar a la cama, corazón. —murmuró acercándose a ella y acariciando su mejilla.

—¿Eso significa que... no? —preguntó con ánimo.

—Hmp, exactamente eso. —confirmó— Estoy hecho a la antigüa: virgen hasta encontrar al amor de mi vida, o virgen hasta la tumba. —declaró con su mejor acento Shakesperiano— Así que ambos somos igual de inexpertos.

Una risa nerviosa abandonó los labios de Haruno, evitando ocultar la alegría: —Ok, gracias por la información.

—¿Te alegra?

—Ash, cállate. —reprendió empujándolo.

—Yo sé que te alegra. —insistió— Y por si querías saber... —se acercó a ella y tras depositar un beso en su cuello, susurró— Tú eres el amor de mi vida.

Por ahora, todo era sabor y color miel, se sentía como la miel, dulce y cálida, empalagosa y cómoda, pero el trago amargo después de esos lindos momentos puede llegar a ser un golpe realmente fuerte.

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Ayy, le juro que amo mucho a este Sasuke, pero la historia requiere de drama y pues, ni modo, prepárense🙊

Secretos 》SasusakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora