Nothing Else Matters | Loki Laufeyson

XXXVIII (pt.1)

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⌜völuspá⌟

CAPÍTULO 38:
Aguas de la Visión
(parte uno)

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Ekanna estaba acostumbrada a lidiar con clientes problemáticos. Era muy usual recibir personas que creaban problemas por los detalles más pequeños, o que daban ideas vagas esperando que ella mágicamente captara lo que deseaban; sin embargo, sabía cómo tratarlos, y su paciencia era lo suficientemente vasta para no terminar perdiendo sus modales. Para lo que nunca se preparó fue para recibir un par de clientas que estaban a punto de arrancarse la cabeza para mirar hacia una de las habitaciones, en la cual se encontraba el primogénito de Odín hablando animadamente con Syntherea. Las mujeres estaban pidiendo un vestido con un diseño específico y ella estaba perfeccionando todo para tener una idea más clara; no obstante, cuando el príncipe llegó al lugar, saludando amigablemente para buscar a la joven, las clientas comenzaron a distraerse constantemente, y la rubia estaba haciendo un esfuerzo inhumano para contener la gracia que le causaba la situación.

Syn recibió el abrazo del áss con gusto, alegrándose al ver el brillo en sus ojos y la felicidad que irradiaba al encontrársela de nuevo. Conversaron por un momento, donde él la puso al tanto de sus misiones con sus amigos Vengadores en la Tierra en busca de aquel cetro que había portado Loki durante su intento de conquista. Resultaba que tras muchos ataques a la organización que lo tenía, finalmente lo habían encontrado; Thor iba a ser el encargado de ponerlo en un lugar seguro, ya fuera en la Bóveda de Tesoros o en otro lugar del Universo, pero por costumbre, primero debían celebrar su victoria. Razón que podía explicar el motivo de su visita.

—Los vas a matar con eso —rio la castaña, observando la pequeña cantimplora con el licor de mil años que iba a llevar con él para la celebración.

Recordaba cuando lo había bebido en una de las celebraciones de Asgard. Eran aquellos tiempos donde Thor parecía competir con Fandral en el juego de cortejar, lo que lo llevaba a derrochar en comida y bebidas para mantener a todos felices; la invitaban a algunos de los eventos, y cuando no lo hacían, era Loki quien la arrastraba a su lado para no morir en soledad con lo tedioso que le parecía todo –claro, cuando no tenía otro acompañante o se escapaba primero–. Había procedido con mayor precaución esa vez, lo que invalidó la amenaza juguetona del azabache acerca de no recibirla de nuevo en sus aposentos, incluso se dispuso a dividir el trago para ambos con tal de reducir las posibilidades de terminar ebria nuevamente. El príncipe se mostró inmutable al tragar el líquido, pero ella hizo una leve mueca al sentir las notas amargas de madera, provenientes del añejamiento en las barricas hechas con la flota de Grunhel, además de percibir la calidez del licor bajando por su garganta.