❝ Así, la Travesura encontraría su contraparte
por pura casualidad, y no sabría conservarla. ❞
ANGELS AND DEMONS vol. 1
» the hidden magic «
Portada inspirada por / Cover inspired by:
Mavipofudukbulut & POIROUGE ❤
Ganadora de los Str...
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⌜völuspá⌟
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CAPÍTULO 27: Sucesos extraños
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Los paisajes de Asgard eran hermosos, sus áreas verdes de diferentes tonalidades, diversidad de flores y los colores del cielo al amanecer eran todo un espectáculo, incluso en sueños.
De cierto modo estaba consciente de su estado, por lo que no se preocupó al verse caminando entre matorrales levemente cubiertos del rocío de una llovizna, probablemente ocurrida en la madrugada; también estaba lejos del pueblo, podía notarlo por la carencia del resplandor proveniente de las estructuras doradas, pero la tranquilidad del lugar resultaba sumamente agradable. Estar apartada del bullicio y rodeada de naturaleza era tranquilizante, podía ver las aves surcando los aires y apreciar su entorno sin preocuparse por algo más, cosa que le hacía falta cuando estaba despierta.
De repente se vio a sí misma al borde de un acantilado. Observó la tierra frente a ella, continuando con un bosque frondoso; al bajar la mirada vio algunas capas de tierra y roca hasta llegar a una corriente de agua de gran profundidad. Hubo algo en el fondo que llamó su atención, pero no sabía exactamente qué era; creyó ver puntos resplandecientes en medio de la corriente, pero al fijarse mejor, descubrió que no era nada. Sin embargo, observar la gran distancia que había bajo sus pies comenzó a generarle un poco de vértigo y se formó un nudo en su estómago ante la cercanía que tenía con el borde.
Su corazón comenzó a latir con fuerza al imaginarse a sí misma cayendo desde esa altura y una brisa helada le erizó la piel, creando un espasmo que sacudió su cuerpo. No supo con exactitud cómo aquel sueño parecía ser tan lúcido, pero cuando su pie se estiró para lanzarse al vacío, su corazón latió con rapidez en su pecho y su cuerpo finalmente reaccionó a sus órdenes. Al girarse en medio de la caída, su muslo izquierdo se golpeó contra el borde y se deslizó por la superficie, lastimándose las costillas; había frenado su descenso al agarrarse con las manos –mejor dicho, las uñas– de la tierra húmeda, y se llenó de pánico al sentir más de la mitad de su cuerpo colgando del acantilado. Jadeó ante el terror que le causaba esa situación e intentó incorporarse en la planicie nuevamente.
