XV-V

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[ Introduciendo a Léa Seydoux como Eija Davensdottir ]

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[ Introduciendo a Léa Seydoux como Eija Davensdottir ]

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CAPÍTULO 15.5
El cofre

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Asgard, 514 d.C (año en Midgard).

—Te lo agradezco mucho, cariño —agradeció la rubia al recibir aquel cofre fabricado con metal y madera oscura. Era un poco pesado, pero podía aguantarlo lo suficiente para llevarlo hasta su habitación y terminar posándolo en el suelo, sentándose frente a él.

—¿Necesitas algo más? —inquirió el hombre, observando a su esposa con una sonrisa en su rostro.

—No, con esto basta —le devolvió la sonrisa.

Aaren se acercó y se inclinó para plantar un cálido beso en la frente de la mujer.

—Iré con Ekanna un rato, quiere que fabrique unos artilugios extraños para sus diseños y dice que me explicará qué hacer —avisó él, rodando los ojos y haciendo que la rubia riera.

—Adelante, yo guardaré algunas cosas aquí mientras tanto.

El castaño asintió y se despidió una vez más antes de irse rumbo al taller de su amiga. Ese fue el momento en que la mujer decidió actuar. Eija se levantó con rapidez y se dirigió al área de trabajo del hombre, buscando la pieza de madera que había escondido para lo que estaba a punto de hacer. Al encontrarla, volvió a la habitación y se sentó en el mismo lugar frente al cofre, dejando la pieza en su regazo. Respiró hondo antes de mover sus manos, invocando dos libros que mantenía ocultos con magia y los admiró por un momento, sintiendo una leve corriente que iba desde la punta de sus dedos hasta su antebrazo. Una serie de recuerdos invadieron su mente, sintiendo un mal sabor de boca ante las memorias que le trajeron los objetos en sus manos.

Su padre y ella habían escapado de Vanaheim casi un siglo atrás, tanto por la guerra inminente entre el reino Vanir y Asgard como por la presencia de esos libros en posesión de su padre. No conocía el origen de los mismos, pero Daven era tan receloso con ellos que, suponía, debían ser de suma importancia como para huir de su hogar. Habían pasado a ser suyos semanas después de llegar al reino dorado, cuando los Vanir atacaron y él resultó herido de gravedad. Eija prometió cuidar de aquellos libros, mas nunca se había tomado la molestia de ver su contenido; así que tras pensarlo un momento, decidió aprovechar el momento antes de guardarlos.

Tomó uno y le echó un vistazo a sus páginas, unos momentos después se sintió terriblemente confundida por lo escrito en ellas; al ver las páginas siguientes el contenido no fue más alentador, terminó cerrando el libro de un golpe y de cierta forma entendió por qué su padre había sido tan receloso. No miró el otro libro, simplemente dejó ambos en el fondo del cofre con rapidez y colocó la lámina encima, deslizándola con suavidad hasta el fondo cuidando no romper el material; se aseguró de ajustarla hasta que tocó los libros y pudo respirar con algo más de tranquilidad. Un momento después, comenzó a llenar el cofre con algunas de sus pertenencias.

Debía aceptar que tenía un poco de temor, el contenido de esos libros podrían ser sumamente peligroso estando en manos equivocadas, por lo que sólo le quedaba pedir a las Nornas que nadie encontrara aquel objeto y descubriera la parte secreta en él. No sabía qué clase de caos podría desatarse.

Permítanme hacer unas aclaraciones de algunos datos que he añadido o cambiado para esta historia:

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Permítanme hacer unas aclaraciones de algunos datos que he añadido o cambiado para esta historia:

•Eija Davensdottir es la madre de Syn.

•Aquí, la guerra con los Jotnar sucede alrededor del 518 d.C y no en el 964 d.C como dicen en el UCM (cambios hechos para mantener el argumento de que Loki es meses menor que Thor).

•El tiempo transcurre como en la tierra, es decir, todos envejecen normalmente hasta los dieciocho años, a partir de ahí el proceso de envejecimiento se ralentiza (permitiéndoles vivir hasta cinco mil años).

Nothing Else Matters | Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora