XXV-V

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CAPÍTULO 25.5:
Aislado.

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Día 189. Calabozos de Asgard.

Cerró la tapa del libro con un rápido movimiento de su mano, creando un ruido seco que fue acompañado por un gruñido de frustración de su parte, originado por la falta de atención que le estaba poniendo a las palabras escritas en las hojas.

Ni bien despertó, tomó uno de los libros que le habían traído de forma consecutiva durante su estadía en las mazmorras, en busca de una distracción a su soledad. Intentó leer, recorrió sus ojos por las páginas en busca de entender lo que se transmitía por medio de la narración, pero no lograba concentrarse. Atribuía su falta de atención al ruido que los demás prisioneros hacían, además del sonido de los Einherjar yendo de un lado a otro mientras realizaban su acostumbrada vigilancia; no obstante, esos sólo eran factores externos, los internos se manifestaban de forma indirecta y secuencial. Él podría no notarlo, pero había desarrollado cuadros de ansiedad, acompañados por cambios de humor, una terrible y momentánea confusión, además de pesadillas cada que intentaba conciliar el sueño, y eso si el insomnio no atacaba cuando trataba de dormir. Todos estos factores influían fuertemente en su malestar, a pesar de que le sonara como una completa estupidez.

Mientras estaba allí, no podía saber con exactitud en qué momento del día estaba, hacía mucho tiempo no veía la luz del sol ni sentía su calidez, así que se guiaba por el tipo de comida que llegaba a su celda. Justo en ese momento, cuando estaban entregando las raciones de alguna preparación insípida a los demás prisioneros, llegó a su prisión una bandeja con alimento, siendo esa su excusa perfecta para distraerse por un efímero momento. Podría decirse que ya ha llegado una nueva mañana por el tipo de plato que le dieron, lo que le indicaba que podía iniciar una nueva rutina para no morir de aburrimiento, o podía intentarlo. Empezó por degustar la comida en su bandeja, la cual sabía que su madre enviaba, luego pensó en distraerse con una lectura, se acuclilló frente a la pila de libros que había creado en el suelo en busca de un volumen que llamara su atención, sin embargo, al ver que nada le incitaba a leer, prefirió ahorrarse la repetición de lo que había sucedido momentos atrás y se recostó de nuevo en su cama

Nothing Else Matters | Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora