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CAPÍTULO 10Infortunios

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CAPÍTULO 10
Infortunios


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Colores cálidos teñían el cielo de Asgard, anunciando la llegada de la noche y el final de un día como cualquier otro. Sin embargo, ese día no había terminado aún. Todo Asgard caminaba rumbo al palacio, vistiendo sus mejores galas y llevando consigo regalos destinados al primogénito de Odín, congratulando su natalicio número dieciocho.

El Salón Real fue el lugar escogido para celebrar la ocasión, poco a poco comenzaba a ser ocupado por Asgardianos e invitados de otros mundos que tomaban puesto en las mesas destinadas a ellos. Aquellos con el privilegio de poder tomar asiento junto al príncipe se acomodaban en sus lugares, luciendo sus mejores prendas y siendo admirados por los pueblerinos; pero en aquella mesa aún faltaban algunas personas. Una de ellas estaba al otro lado del salón, con los nervios a flor de piel, pensando seriamente en irse de aquel lugar después de que el hijo de Odín cumpliera la tradición de morder la manzana y sintiéndose bastante incómoda con el vestido que cierta rubia le había hecho usar para la ocasión. Y no era que no le gustara la prenda, le encantaba, pero en alguien más. El sutil escote que poseía no le daba la confianza suficiente, mucho menos tener la espalda levemente descubierta, pero no podía refutarle nada a Ekanna, se veía tan entusiasmada de verla portando aquel vestido magenta que no tenía corazón para decirle que se sentía incómoda usándolo. Lo único que le agradaba completamente de su atuendo era el brazalete en su brazo derecho, las delicadas joyas que cubrían un poco su pecho y los detalles en su peinado.

Tampoco le fascinaba que su padre estuviera a su lado. Rogaba a los Dioses e incluso a las Nornas que nadie comprometedor la viera y se acercara. No sabría cómo reaccionar. Aaren aún no sabía de su amistad con los príncipes ni los guerreros que estaban tomando asiento en la mesa privilegiada y apostaba lo que sea a que no le agradaría ni un poquito que llegaran y socializaran con su pequeña cuando él ni enterado de que ella les conocía.

Nothing Else Matters | Loki LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora