SIETE: PROMESA

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Cada pulgada de su cuerpo palpitaba. Rin era incapaz de abrir los ojos mientras bajaba de la nube en la que en algun punto su cuerpo se convirtió.

Jamás había sentido un orgasmo tan intenso en su vida.

Sin abrir los ojos, sintió como los labios de Sesshomaru aún la acosaban levemente, solo para luego sentir la ausencia de su boca. Respiró hondo, intentando calmar su pulso desbocado, pero aun rehusándose a tener que abrir los ojos para chocar con la realidad.

El sonido de tela rasgándose llamó su atención asustándola, provocando que abriera los ojos solo para ver a un concentrado Sesshomaru, que miraba su ahora busto al aire. De un solo movimiento limpio había abierto un buen vestido y un muy buen brasier.

Antes de que pudiera siquiera pensar en que tipo de cosas podía hacer con unas garras tan afiladas, de repente, aunque iba contra todo buen juicio, su cuerpo volvió a arder.

El estaba sobre la cama ahora, sus piernas aprisionando sus caderas mientras se mantenían una a cada lado de su cuerpo, mientras le ponía atención a la punta dura de uno de sus pechos.

Sus dedos tocaron el punto necesitado en su pecho, provocando que ella sintiera escalofríos que la tomaron por sorpresa.

Extendió las manos para tomar su rostro, y ella al besarlo sintió su propio sabor en los labios. Ella gimió al mismo tiempo que el gruñía, tomando con una mano uno de sus muslos, acariciándolo mientras sus labios exigentes le pedían más.

Más de ella. Más gemidos, mas besos.

Sus manos curiosas bajaron por su pecho, notando que el estaba alterado. Bajó con cuidado para poder encontrar la cinturilla de su pantalón, abriendo el botón con cuidado mientras el se quedaba de piedra.

Los ojos dorados la miraron con intensidad. Podía sentir que su cuerpo estaba tenso, aguantando lanzarse literalmente sobre ella, mientras Rin sentía las mejillas arder con innegable vergüenza, pero no se iba a frenar.

Nunca había hecho más que medio tocar, torpemente a un hombre. Nunca había llegado más allá que eso, y ahora, con ese ser extraño, con preciosas marcas en sus mejillas y que la miraba como si no hubiera nada más, ella quería.

Abrió su pantalón, bajando la tela para notar que no tenía ropa interior en su cuerpo. se apartó, dejando ganar su curiosidad, y miro descaradamente ese punto de su cuerpo, para notar que en sus caderas fuertes y estrechas la piel estaba surcada por las mismas marcas que tenían sus mejillas.

Pero su vientre se tenso en nerviosismo y necesidad al notar su erección.

Estaba grande y grueso, provocado un jadeo en ella de tan solo mirarlo.

-¿Te asusta? -La voz de él vino directo a su oído. Los labios de Sesshomaru estaban rozando la piel sensible ahí, mientras ella sintió a todo su cuerpo inquietarse.

Como única respuesta Rin bajó una mano, tomándolo firme pero gentilmente, escuchando la queja gutural salir de sus labios. Lo acarició suave, y el de forma inconsciente comenzó a mover las caderas en un vaivén oscilante.

Por un segundo ella pudo divisar los ojos dorados rodeados por un intenso rojo, mientras el volvía a reclamarle la boca, ella sin dejar de acariciar esa piel suave y caliente. Por instinto arqueó la columna, buscando pegarse mas al cuerpo masculino, buscando con sus caderas acunar ese lugar duro y grueso.

Con sus piernas abrazó las caderas de él, por fin logrando empujarlo hasta que todo su peso estuvo sobre ella. Hasta que sostenía el cuerpo de él entre sus piernas, y su erección de acero quedo acunada entre los pliegues de su centro.

Predestined - Sesshomaru y Rin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora