DIEZ: LA MUJER

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Rin aún no lograba bajar su cuerpo de la nube en la que había quedado luego de haberse roto contra el hombre sobre su cuerpo. mantuvo los ojos cerrados, apreciando el leve pero agradable dolor que sentía entre sus piernas, mientras él realmente aún ni siquiera buscaba salir de ella.

Su respiración comenzó a tranquilizarse con dificultad, mientras en su pecho aun retumbaban los latidos de su corazón, fuertes y constantes. Apretó las manos a la piel cálida y suave de la espalda surcada por músculos, respirando el aroma de su piel. Y pensar que ella creía que moriría virgen.

Su cuerpo se tensó en el momento en que se sintió abandonar su lugar en el sillón. Abrió los ojos de golpe para ver a Sesshomaru mirándola intensamente mientras ella aferraba las extremidades de su cuerpo al del ser que estaba soportando su peso, caminando tranquilamente.

-Otra vez. -La voz ronca de él provocó que sintiera escalofríos por todo su cuerpo, y para cuando se dio cuenta, el ya estaba entrando en la habitación de ella.

-¿Significa esto que pasarás la noche? -Sonrió mientras el se limitó a gruñir, depositándola en su cama seguido de cerca por su cuerpo caliente. -Supongo que es un sí.

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-¿Me puedes explicar cómo es que la Rin que siempre llega puntual viene entrando al hospital una hora tarde? -Kyoko la estaba mirando inquisitivamente, para luego pasar los ojos a sus espaldas. Y ella se tensó por completo, sabiendo lo que vería.

Se apresuró a tomar el brazo de su amiga para jalarla con ella dentro del hospital, viendo la espalda de un muy tranquilo Sesshomaru alejarse mientras caminaba bajo el sol suave de la mañana, su cabello plateado medio largo brillando.

-Kyoko, camina maldita sea. -Las palabras salieron atropelladas de entre sus dientes. La risa baja de su amiga le llenó los oídos.

-Ay no, Rin. -Su rostro tenía una mueca curiosa y sugerente mientras subía las cejas de forma graciosa. -¿Con tu paciente?

-Solo lo ayude una vez, y fue pura suerte. -Entrecerró los mientras la fuerte y blanca luz del edificio las bañaba, buscando la pequeña pizarra que le decía por donde debía comenzar hoy.

-Es guapo, lo acepto para que tengas una distracción. -Rin hizo una mueca al notar el tono burlón de su amiga.

Lo de anoche no había sido solo un revolcón.

Luego de la primera vez, vino una segunda mucho más lenta, en la que el le permitió explorarle el cuerpo a consciencia mientras notaba todos los pequeños detalles que demostraban que él, de hecho, estaba muy lejos de ser un chico promedio.

Como las pequeñas y elegantes marcas que se derramaban por su cuerpo como si fueran un tatuaje.

El resultado era una Rin que había dormido poco, que estaba muy saciada pero que le dolían músculos que no sabía poseía al caminar.

Ellos no habían hablado sobre que exactamente iba a pasar, pero ella no se permitió ni por un momento pensar que algo iba a cambiar en su vida desde ese momento.

Comprendía muy fácilmente que la necesidad que sintió por ella en un momento se sació por completo al mismo momento en que termino su noche llena de actividad...

Sexual.

Con el informe de pacientes a los que debía ver, comenzó a caminar, perdiéndose por completo por al menos unas horas en su trabajo. La marca en su pecho estaba mucho mejor que el momento en que fue hecha, siendo completamente visible para los ojos curiosos, ya que no intentó en lo más mínimo el camuflarla. Ahora era una línea mucho menos enrojecida y en su proceso de cicatrización cruzándole desde el cuello al pecho.

Predestined - Sesshomaru y Rin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora