Papá

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Sus ojos se fijaron en el punto lejano, donde su pequeño cachorro corría entre la maleza riendo y buscando a su madre. El aun no era consciente de que podía encontrarla fácilmente, al igual como lo hacía Sesshomaru.

Rin se encontraba en un punto cercano, justo a un costado donde el niño de cabello plateado y un toque castaño corría, con los ojos dorados miel centellantes en su pálida piel. Él, su heredero, era un ser completamente poderoso, y se podía percibir desde sus tempranos 3 años como un día, con entrenamiento y dedicación, el podría incluso superarlo. El lo esperaba.

Aunque en el mundo donde se movían realmente no importaba demasiado el poder de la supremacía.

**

"-Acércate, demonio. -Rin le hablaba en susurros, sentada tranquilamente en la camilla de una sala dentro de su hospital. -¿O es que tiene miedo, Rey Bestia?

El no lo tenía.

La sensación que se sentía en su estómago, pesado y contundente, no era de miedo. Ese sentimiento en particular solo lo había sentido cuando esa humana impudente había puesto su vida por debajo de la de él. Solo cuando creyó que el bulto en sus brazos también había dejado de existir.

Caminó cada paso con una lentitud mortal, sintiendo el aroma suave, mezcla del de la mujer que lo sostenía y que en sus ojos marrones podía ver el mismo corazón de él, y el aroma de si mismo.

-No muerde, Sesshomaru. -El sentía el corazón de ella latir mucho más rápido de lo usual. Ella si estaba asustada.

¿De que se asustaba?

Miró fijamente el rostro de la mujer que tenía los ojos con un brillo de nerviosismo, de incertidumbre, y se mantuvo en sus rasgos por mucho tiempo, sin mostrarle de ninguna manera posible sus emociones.

Evitó a propósito tomar contacto con el bulto cálido en sus brazos, acercándose aún manteniendo los ojos en los de ella, que comenzó a temblar suavemente cuando el se inclinó hasta que los rostros de ambos estuvieron a escasos centímetros, sus narices rozándose a penas.

-¿A que le temes, humana? -Su mano primero rozó suavemente la calidez de las mantas que mantenían al hijo de ambos plácidamente dormido y arropado, para luego subirla tranquilamente hasta el cuello de la mujer que suspiraba contra sus labios. -¿Crees que podría rechazar a mi heredero? -Las comisuras de sus labios se elevaron a penas con una media sonrisa, cuando ella por puro impulso había intentado alcanzar sus labios. -¿Al hijo de la humana que me atrapó en un callejón?

Le permitió que rozara sus labios suavemente, sintió el temblor de su boca cálida cuando la piel de ambos se reconoció, queriendo dejarse ir y comerle la boca, pero sabiendo también que no era el momento. El se retiró, con una sonrisa socarrona y triunfal antes de inclinarse un poco más, buscando una vista cercana del niño en los brazos de su esposa.

Su vista chocó entonces con la pálida piel en el rostro redondo y suave de un cachorro. Creyó que se encontraba dormido, pero los ojos color dorado miel miraban curiosos sin ver realmente, manteniéndose sereno en la seguridad de los brazos de su madre. Su cabeza estaba coronada por cabello tan blanco y brillante como el hielo, roto por el impacto de hebras color chocolate, que mostraba su herencia humana.

No se movió en lo más mínimo. No fue capaz de hacer ningún tipo de ademán, esperando tan rígido como el mármol a que algo pasara, y que el sentimiento cálido que le recorría las venas como fuego liquido se frenara.

Pero no lo hacía. La sensación no paraba.

Rin se levantó, acercando al pecho de él el cachorro que se mantenía tranquilo entre las mantas. Cuando lo sintió tan cerca, sus brazos se movieron torpemente para sostenerlo.

Predestined - Sesshomaru y Rin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora