OCHO: RESPLANDOR

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La herida en su pecho se cerraba dolorosamente lento, provocado por el veneno que había absorbido su piel cuando Sesshomaru la atacó.

Para salvar a la humana.

Y pensar que los demonios lo habían seguido a él en las masacres a los humanos de hace cientos de años, muchos muriendo en el nombre de la grandeza del Rey Bestia, solo para que ahora llevara colgando en el cuerpo el olor de una humana vulgar, corriente.

Una humana cualquiera.

Se aferró la mano en el pecho, sintiendo la herida con rencor y asco mientras caminaba con mala cara entre las aglomeradas calles de las afueras de Tokio a las 6 de la tarde. No podía acercarse nuevamente hacia el hospital.

Probablemente el imbécil de su demonio al mando estaba vigilando su nuevo capricho.

¿Por qué no podía tomar de ella lo que necesitaba? No había ninguna maldita necesidad de recurrir a una asquerosa humana, de la misma forma que había hecho el padre para terminar en un ser aborrecible.

¿También querría tener Hanyos el asqueroso Rey Bestia?

Se rio de la ocurrencia.

Su vista estaba completamente borrosa, su cuerpo aún luchando por expulsar el veneno, cuando al intentar enfocarse en la calle en la que se encontraba, notó un resplandor con un extraño Halo de luz en forma octagonal. La luz era pura, transparente, y se movía entre la gente.

¿Podía ser?

__

Vio el momento en que el cielo comenzó a acarar por su ventana, mientras se cubría más con las mantas, enterrándose en el nido caliente que era su cama a las 6 de la mañana. Las luces y colores se mezclaban y lo podía ver todo perfectamente, mientras sus manos se estrujaban entre sí con nerviosismo.

Su cuarto estaba inmaculadamente silencioso y lo único que llegaba a sus oídos era, de hecho, el sonido de su respiración, que aún tomaba con dificultad por el dolor que atravesaba sus costillas al hacer un esfuerzo demasiado profundo. Era molesto, pero completamente soportable.

Su teléfono sonó, obligándola a mirar fijamente la pantalla que le anunciaba la llamada entrante.

-¿Cómo que tuviste un accidente? -La voz alarmista de Kyoko llegó a sus oídos, provocando una sonrisa en ella mientras cerraba los ojos para disfrutar tan solo un poco de la tranquilidad de la mañana, que solo rompía la voz de su amiga en el altavoz.

-Me caí, Kyoko -No había pensado en nada mejor. De hecho, ahora que le ponía más atención a lo que decía, notó que era muy poco elaborada su excusa.

¿No era exactamente eso lo que decían las personas maltratadas por sus parejas?

Se tensó, sintiendo remordimiento.

Ella no había sido atacada por su pareja. El no era su pareja, y tampoco la había atacado. No al menos de manera violenta.

La voz al otro lado le cortó el subidón de vergüenza que sintió al recordar lo que habían hecho en su cama.

-Hablé con tu profesor encargado y dijo que podías tomarte el día, y si necesitabas más solo debías avisar... -Suspiró, odiando el encontrarse sola en su muy grande y antigua casa.

Pero como era una obstinada de mucho cuidado, se encontraba en esa situación justo ahora mismo.

**

"Las luces del automóvil que los había llevado de vuelta estaban apuntando a un costado de la tranquila calle donde se encontraba su casa, mientras ella subía las escaleras a trote. La persona que se había encargado de conducirlo parecía extremadamente sorprendido en el momento en que Sesshomaru le pidió que los transportara. ¿Es que el no usaba regularmente sus propias cosas?

Predestined - Sesshomaru y Rin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora