HILO ROJO PERSPECTIVA SESSHMARU, PT1

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Su cuerpo fue recorrido por completo con el escalofrío que le indicaba que algo pasaría. Algo no estaba en su sitio, y el miedo creciente en su alma comenzó a palparse en su estado de animo, sintiéndolo en el palpitar de su corazón.

La humana entre sus brazos estaba besándolo con ahínco, y a cada segundo que pasaba él dejando que la suave y cálida lengua de Rin le acariciara la boca, invadiéndolo del sabor que lo hacía temblar, solo lograba ponerlo aún más receptivo a cualquier cosa que ella quisiera hacer con él. El podría morir por esa mujer y el hijo de ambos en su vientre, y estaba más que dispuesto a hacerlo.

En un momento sus manos se aferraron a ella, sintiendo la necesidad ahogante de mantenerla tan cerca como le fuera posible. La ropa le estorbaba, necesitaba sentirla y saber que estaba a salvo entre sus brazos. Necesitaba tenerla contra su pecho.

Sus dientes mordieron el labio inferior de la chica, provocándole un gemido que termino en un gruñido de él, reconociendo a curva generosa y sabrosa de su boca como si ella hubiera sido moldeada desde un principio solamente para encajar con él, para hacerlo caer de rodillas y comprender que su propio corazón, que por tanto tiempo sintió marchito e inexistente, de hecho estaba latiendo en el cuerpo de una humana. Ella lo era todo para él.

El placer lo recorrió en un escalofrío notorio cuando las manos cálidas de Rin entraron en contacto con su piel en el pecho.

Quería sacarla de ahí. Quería llevarla a casa, y poder besar cada rincón de su cuerpo y reconocer, como cada vez hacía, la curvatura de su vientre.

Pero ella se separó de su boca en ese mismo instante.

Y el supo de inmediato que su mundo se iba a derrumbar.

-Te amo. -Los ojos cálidos de Rin lo miraron con dolor, y todo en él quiso gritarle. Quiso decirle que no debía moverse de su lado y que el encontraría una forma de mantenerlos a salvo a ambos.

Él la amaba, después de todo, y el reconocimiento del sentimiento que ella profesaba con tanta naturalidad y que para él era tan extraño, de hecho, ya no le pesaba en lo absoluto.

Pero no pudo hacer nada, solo mover la mano y acariciar la suave mejilla de la mujer que había encontrado el punto en que podía acabar con su existencia, o en su defecto, sumirlo en un letargo agonizante como ella había hecho.

-Perdóname, pero no puedo dejar que te maten. No puedo. -Escuchó claramente la voz quebrada de ella. ¿Qué lo maten, había dicho?

¿Qué lo maten a él? ¿Estaba esa humana, frágil e imprudente, intentando protegerlo cuando esa era su labor en la vida?

Los parpados le pesaban con el dolor que se expandía, dolor fuerte y pánico de lo que ella iba a hacer.

Pánico de perderla a ella y a su cachorro.

-Te amo, te amaré por siempre Sesshomaru.

Sintió su cuerpo sin ninguna fuerza, y la sensación fue tan extraña que le pareció lo más cercano a la muerte que había estado en toda su vida. Y lo ultimo que recordaría sería el brillo en los ojos de ella, llenos de lágrimas.

Cayó al suelo con el cuerpo tan pesado como roca, sus ojos cerrándose contra su voluntad y sintiéndose atrapado dentro de si mismo.

-Te amaré por una eternidad, aunque para ti sea solo un momento.

Caer era algo que un demonio jamás se debería permitir, ni siquiera por sus hijos, su decendencia, ni absolutamente nada que pudiera hacerlo ver como si existiera una debilidad que se pudiera atacar a la hora de entrar en conflicto. Caer, para un demonio, era el mayor signo de sumisión, y más para uno de la línea de sangre real que él, Sesshomaru, tenía.

Predestined - Sesshomaru y Rin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora