VEINTICUATRO: MENTIRAS

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Sesshomaru era a penas capaz de encontrar el indicio de aroma en el aire, guiando débilmente a su madre quien se encontraba a su espalda, ambos en su forma completa de demonio, intentando forzar el agudo olfato hasta el punto de poder dar con el paradero de la humana. El poder que la mantenía fuera de la localización de sus sentidos era grande, pero sabía que podría encontrar una brecha desde donde encontrarla.

Debía poder encontrar la brecha, su propia existencia dependía de que lo hiciera.

En un punto Irasue y él encontraron el aroma, viniendo desde un claro donde se perdía entre los árboles de un bosque. El cuerpo incluso en su estado de demonio se le tensó como nunca antes lo había hecho, lanzando un gruñido y siguiendo a su madre, quien se había adelantado buscando el punto incierto donde se escondía el lugar que necesitaban.

La vió volver a su estado humanoide y cortar con sus garras cargadas de letal veneno el aire, abriéndose una brecha que dejaba caer la manta que escondía las esencias de su humana, y quienes habían cometido el secuestro.

Irasue fue de inmediato atacada, comenzando una batalla injusta en numero de participantes, pero completamente cargada a favor de su madre, quien no tenía demasiados problemas en mantener a raya a los 5 demonios que iban contra su cuerpo.

El notó como ella se mantenía tranquila contra los demonios, dejándole paso para que por fin pudiera ser guiado sin miedo alguno por el aroma dulce, con una nota oscura, que le dijo que estaba viva la mujer y el cachorro por los que estaba dispuesto a hacer cualquier cosa.

Cayó al suelo en su estado humanoide, entrando en el campo viciado de energía maligna y encontrando sin ningún problema a la mujer.

Solo que ella estaba de pie, caminando hacia el con el paso lento y miedo en sus ojos. Podía verlo, podía sentir con claridad como estaba completamente aterrorizada, pero su rostro no lo demostraba en lo más mínimo.

Sus ojos cayeron en el vientre, que podía notar fácilmente aun entre sus vestimentas.

-Rin. -Solo la nombró, y sus ojos brillaron con una reacción extraña.

-¿Quién eres tú? -Su melodiosa voz sonó firme, mirándolo con una mueca de consternación.

¿Qué estaba pasando?

-No te conozco. -Ella se alejó de él en ese momento, brillando el pánico en sus ojos.

-Ven. -El no desistió, buscándola, siguiéndola con cautela. -Dame tus ojos.

-Aléjese de mí. -La alarma y el miedo resonando, clavándole en el pecho cuchillas que le daban más dolor que las heridas de batalla.

-Rin. -Estaba a punto de tomarle los brazos, cuando ella salió corriendo. -Piensa en nuestro hijo.

-¡Este hijo no es suyo! -El corazón del demonio comenzó a correr. El poder de su cuerpo drenándose. -¡No sé quién es usted!

El decidió moverse contra ella, apoyándose en el poco control que tenía frente a la sensación de desolación que lo invadía por completo. Sus manos la atraparon, empujándola contra su pecho y aprisionándola con mucho cuidado de no dañarla entre sus brazos.

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Rin quería llorar. Sentía como las lagrimas podrían haber caído por sus mejillas, pero su piel estaba seca, y sus ojos no tenían el indicio de lágrimas que si sentía en su alma. Le tembló el cuerpo por completo cuando volvió a sentir su calor.

Quería estar ahí, en su pecho, sentirse segura contra sus brazos, pero su cuerpo y su boca no respondían a las necesidades que sentía en la profundidad de ella. Seguía estando controlada, y las palabras que le soltaba le dolían.

Predestined - Sesshomaru y Rin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora