VEINTIOCHO: VISIÓN

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Un mes más, y aún no era capaz de quitarse de la cabeza el sueño consciente que había tenido con la anciana. Seguía recordándolo, con lujo de detalles, cuando para ese punto ya debería haberse borrado de su memoria por completo. No era capaz de olvidar en lo más mínimo las palabras, advirtiéndole que él moriría si ella no hacía algo.

Pero no le había dicho exactamente que debía hacer, y eso hacía que una desesperación muda se creara en su pecho, sintiendo miedo y pánico puro cuando el debía ausentarse por cortos lapsos de tiempo.

¿Cómo había siquiera llegado al punto en que necesitaba tan desesperadamente a ese hombre para estar bien? En un principio el reconocimiento de esa verdad la inquietaba, pero ahora simplemente podía afirmar que estaba completamente enamorada, y en realidad ninguna explicación lógica valía de mucho al analizar que estaba, de hecho, prácticamente casada con un demonio.

Frente al espejo, el reflejo de una Rin completamente desnuda y redondeada en el vientre la miraba, con las mejillas rosadas y un buen semblante. Pero sus ojos escondían la incertidumbre, y mientras se abrazaba la panza, acariciando suavemente donde crecía su hijo, respiró profundamente intentando calmar el nerviosismo que se había instalado en ella para no dejarla ir.

La anciana había dicho que si se sacrificaba sería recompensada, que si no lo hacía su esposo caería.

Ella iba a hacer lo que fuera necesario para evitarlo.

Rin estaba a solo unas semanas de cumplir 5 meses de embarazo, y el peso de su vientre estaba haciéndose notar a cada día que pasaba. A veces ella juraría que podía sentir al bebé perfectamente, su presencia en ella y sus pequeños movimientos. Se había vuelto especialmente inquieto cuando ella comenzó a sentir que algo muy malo había ocurrido, y Sesshomaru no estaba dispuesto a decirle que era exactamente lo que lo mantenía preocupado el tiempo que no estaba a su lado.

Su corazón se aceleró. Podía sentir como la observaban, pero no era capaz de encontrar a nadie cerca. ¿Estaban sus nervios jugándole una mala pasada? Se movió por la habitación, mirando detenidamente y notando cada vez más cerca la presencia, y aún así, no era capaz de verlo.

El pánico comenzó a crecer en ella, tomando una camisa de algodón de Sesshomaru y cubriéndose el cuerpo que antes tenía solo en ropa interior para salir de la habitación. Se debía de estar volviendo loca. Pero la sensación seguía ahí.

Caminó con pasos firmes, saliendo de la habitación para solo darse cuenta que el cuerpo le comenzó a vibrar en un escalofrío que la recorrió de pies a cabeza, para terminar siendo atraída por el despacho de Sesshomaru, desde donde sentía una calidez inusual.

-¿Hay alguien? -Su voz se escuchó casi con eco al entrar, notando que estaba vacío

Sobre el escritorio se encontraba el trozo de metal que Rin siempre veía cerca del demonio. Había notado como en ciertas ocasiones ese bloque comenzaba a moverse, palpitando, pero ella había intentado con todas sus fuerzas el ignorarlo por completo, pensando que si no sabía exactamente que era entonces no tendría una cosa más que asimilar en su vida. Ya mucho tenía con darse cuenta que los cuentos de demonios eran reales y que, además, la leyenda del Rey Demonio Sesshomaru aún caminaba por la tierra.

Pero esta vez no fue capaz de quitar la vista de la cosa, sintiéndose llamada y atraída de una forma que no creyó pudiera ser posible. Era casi como si pudiera escuchar al metal pronunciar su nombre tan bajo, tan imperceptible, que probablemente cualquiera le diría que estaba imaginando cosas.

En el momento en que su mano se estiro para tocar el bloque, supo que algo pasaría cuando entrara en contacto con él. La punta de su dedo sintió la frialdad del material, siendo recibida por una descarga eléctrica.

Predestined - Sesshomaru y Rin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora