Sentir

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Su alma palpitaba al mismo ritmo que veía los colores pasar por sus ojos. Ella era capaz de sentir aún los fuertes brazos y el pecho de su demonio, su esposo, aferrándola con una fuerza descomunal contra si mismo. Su piel aún sentía la suavidad de la de él.

Pero su subconsciente se estaba moviendo de forma vertiginosa.

La mano posesiva del demonio en su vientre se apretó al mismo instante en que ella cerró los ojos, su corazón acelerándose ante el vértigo y pánico que le provocó la situación. ¿Por qué no era capaz de moverse, siquiera?

-¿No te dije que serías recompensada, joven reina? -Ella reconoció la voz desgastada.

La reconoció, pero no sabía de que lugar venía, sus ojos no veían más que manchas, sus oídos estaban completamente confundidos en la inmensidad de la nada en la que se encontraba.

-¿Cuántos años tiene ya el príncipe? -Su corazón dio un vuelco, y de inmediato sus ojos se llenaron de imágenes de Hikaru.

Hikaru, con los ojos alargados elegantemente igual a los de su padre, la misma piel inmaculadamente pálida, haciendo que los ojos dorados cálidos, casi como miel, y la luna marcada en su frente resaltaran cuando su mirada tenía la convicción de estar en combate.

**

"-Levántala. -La voz suave y fría de su demonio se elevó por el aire mientras ella miraba, aún con preocupación, como el hijo de ambos comenzaba a molestarse con el duro entrenamiento de su padre.

El estaba empuñando una espada alargada que ella no llegaba a reconocer, ya que nunca lo había visto usar un arma así en toda su vida a su lado. No había ninguna necesidad de usarla, pensando que se encontraban en una época donde no había habido un conflicto desde el accidente con Yuki.

Hikaru no respondió absolutamente nada, manteniendo su rostro en blanco de la misma forma que estaba haciendo el mismo Sesshomaru. Se encontraban dentro del gigante bosque de la propiedad aún más grande del demonio, viendo como su hijo de 13 años arremetía contra su padre con un elegante movimiento concentrado.

Y por fin, con una sonrisa en sus astutos labios, Hikaru fue capaz de golpear con el filo justo en un costado de su esposo, a penas cortando la tela, pero llegando a tocarlo de todas formas.

-Sigue siendo muy débil. -Sesshomaru habló con suavidad, y ella pudo reconocer tranquilamente el orgullo escondido en su tono. Sonrió.

-Vamos, Papá... -Hikaru dejó quebrar su mueca de frialdad en ese momento, sintiéndose indignado.

-No, Hikaru. Debes golpearme con todas tus fuerzas.

-Ni siquiera es útil...

-No, no lo es. -Rin susurró suavemente, pero sabía que su esposo la escuchó, notando como una mueca a penas perceptible y divertida se formó por solo un segundo en su atractivo rostro.

-Sea el momento del tiempo que sea, eres mi heredero y tu eres mi sangre.

-Todo cambia. -El se encogió de hombros, caminando hasta donde ella estaba con una sonrisa totalmente irónica en sus labios. Mirándola con cariño. -Como tu lo hiciste, por lo que sé.

Ella rió al ver como Sesshomaru la miraba, y recibió con regocijo a su hijo, que se acercó a ella para besarle la mejilla, como siempre acostumbraba a hacer.

Vestido con el elegante kimono antiguo de pantalones, igual que su padre, tenía la apariencia que debía tener un príncipe Hanyo, completamente imponente.

Predestined - Sesshomaru y Rin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora