CINCO: IGUAL A SU PADRE

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-No entiendo... -Rin fue acallada nuevamente por Sesshomaru, quien comenzó a besar su cuello con la boca levemente abierta, permitiéndole sentir la cálida humedad en sus labios. Un pequeño gemido nació de su garganta mientras se aferraba nuevamente a sus cabellos plata.

-Tu representas todo lo que odio. -Ella sintió su vientre contraerse, y su garganta se cerró con un extraño sentimiento de que esa conversación era relevante.

Los ojos de él estaban completamente fríos pero brillantes, parecían extrañamente rojos, y ella nuevamente pudo reconocer una leve mancha violeta en el centro de su frente.

¿Era una marca de nacimiento?

-La debilidad de la composición de tu cuerpo. -Ella soltó las manos, dejándolas estáticas a sus costados. Pero el no la soltaba, al contrario, la aferró aún más. -Lo delgada que es tu piel.

La mano masculina indagó en el dobladillo de su blusa, entrando en contacto con su estomago desnudo. Su mano parecía quemarle, y ella sintió la necesidad de encontrarse con sus ojos, que estaban centrados en mirar su pequeño cuerpo contra el suyo.

-¿Sabes lo que es ver la codicia y egoísmo de ustedes, Rin?. -Por fin volvió a mirarla. Sus ojos querían encontrar la verdad en ella. Estaban intensamente concentrados en ella.

-No me importa. -Rin habló sin pensar. Intentó apartarse del cuerpo cálido que la aferraba, bajando los pies hasta el suelo. El se lo permitió. -Probablemente solo eres un loco divagando.

Su cuerpo temblaba, moviéndose con apuro para poder abrir la puerta del cuarto en el que se encontraban. Solo había movido la manilla, cuando una fuerte mano lo impidió, apoyándose en la estructura de la puerta.

La mano contraria le agarró el mentón, dándole la vuelta y volviendo a pegar los labios a los de ella.

La besó fuerte y rápido, volviendo a probar su boca con una intrusión golosa mientras de sus labios surgía un gruñido bajo y oscuro, que resonó en su propio vientre.

Al separarse, el se quedó unos segundos mirándola, y Rin sintió que sus piernas podrían romperse en ese mismo instante.

Tenía unas fuertes ganas de llorar, y no comprendía exactamente que la estaba impulsando a mirar a ese extraño hombre, que la había salvado en más de una forma, mientras le decía cosas que no tenían ningún sentido. En su vientre aún podía sentir la tensión que se había formado cuando sus cuerpos estuvieron tan pegados que sentían la respiración del otro, y en el fondo de su pecho tenía la consciencia de que ese momento lo iba a cambiar todo.

Ella sintió el impulso de besarlo, de cerrar la distancia que se había formado entre ellos, que aunque físicamente eran unos centímetros entre sus labios, de una forma más profunda, sentía que era innumerablemente gigantesco.

Estaba a punto de hacerlo, cuando el se apartó por completo de ella, volviendo a tener sus ojos inmaculadamente dorados y sin rastro alguno del punto rojizo que había encontrado. Nuevamente el hermoso rostro que antes había visto contrariado estaba con una mueca aburrida, sin mostrar ningún tipo de emoción.

Le dolió que se alejara.

Y no entendía por qué.

-Corre, corderito. -El había abierto la puerta y la frialdad de su voz, mezclada con el tono irónico y burlón de como la había llamado le heló la sangre. La bocanada de aire frío le ayudo a impulsarse fuera del cuarto, y sintió perfectamente algo romperse en su pecho.

Literalmente comenzó a caminar lo más rápido que pudo sin llegar a correr, aferrándose al bolso como si eso la mantuviera completa y sin peligro de caerse a pedazos, y efectivamente, las tontas lágrimas le llenaron los ojos.

Predestined - Sesshomaru y Rin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora