DOS: LEYENDA

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El olor de los humanos era particular. Lo reconocía con rapidez, y no podía evitar asociarlo inmediatamente con un hedor que no le agradaba a su sensible nariz. Incluso con la satisfacción que le brindaba el matarlos, el hedor que le predecía no era para nada agradable.

La piel de esa delicada mujer, que caminaba con decisión en su espalda, olía dulce.

Dulce, y suave como la brisa que movía las flores en primavera.

En toda su vida nunca había sentido un olor de esas características.

Su mal humor hizo ebullición en su cuerpo, recordando la desagradable sensación que le daba las dos cosas metálicas que, según la chica, estaban más allá de sus costillas. Gruñó bajo, sintiendo el sobresalto de la mujer mientras se dirigía hasta la puerta de entrada de urgencias del maldito hospital humano.

Que patético.

En cuanto entró sus ojos se esforzaron por acostumbrarse a la cegadora luz blanca, mientras sentía a la chica adelantarse a su paso, llamando a sus compañeros.

-¡Herido de bala! -Hizo una mueca de burla al verla moverse tan rápido. Le gustaría ver si es tan rápida mientras el intenta desgarrarla.

Inmediatamente sintió como los humanos, enfundados en batas blancas, corrían acercándose a su cuerpo. El instinto a flor de piel, de inmediato movió con un brazo a un hombre, empujándolo y evitando que lo tocaran.

-Creo que esta borracho... -Escucho claramente el murmullo de una mujer, alejada de los demás, mientras la risilla de la chica de la calle le llegaba a los oídos.

-No. -Una sola palabra bastó para que se quedaran petrificados, ningún otro humano intento acercarse a él.

-Señor, debemos internarlo para pod... -Sesshomaru lo corto en seco con una mirada. ¿Creían que podían darle ordenes? Torció una sonrisa irónica, casi desagradable, mientras miraba al pobre ser de mediana edad.

-Dije no. -Se dio la vuelta, mirando a la chica de la calle. ¿Es que el hedor se había vuelto mas fuerte? -Tú. ¿Dónde debo entrar? -Los grandes y brillantes ojos marrones, cálidos, lo miraron con confusión.

No había tenido oportunidad afuera de notar lo expresivos que podían ser esos ojos, llenos de pestañas, mientras lo miraba como si fuera un ciervo frente a las luces de un automóvil.

Pobre criatura. Podría matarla sin siquiera esforzarse.

-Rin ya ha salido de su turno, Señor. -No se movió, siguió con los ojos clavados en la mujer que el hombre cerca de su cuerpo había identificado como Rin.

Rin era el nombre, totalmente simple y sencillo, de la chica que estaba moviendo sus manos de manera nerviosa mientras no le permitía apartar los ojos de él.

-Pero nuestro equipo es totalmente capaz...

-¿Dónde? -Ni siquiera se movió, ignorando por completo a las personas hablándole.

-Pabellón de emergencia -Por fin se movió, guiándolo dentro mientras miraba con satisfacción como los demás por fin se alejaban de él. -Yo me encargo, Profesor.

La siguió, mas que feliz de poder abandonar un poco del intenso olor que desprendían ellos al estar todos tan cerca.

__

Rin se tensó mientras sentía los pasos del hombre tras de ella.

Nada le hacía sentido, tenía dos impactos de bala completamente incrustados en su piel, y el caminaba como si nada hubiera ocurrido.

Se apresuró a prepararse, metiendo su cuerpo en una bata desechable verde mientras lavaba sus manos, para luego ponerse unos guantes y mascarilla.

Predestined - Sesshomaru y Rin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora