—¡Como desearía volver a ser un ángel para que todo esto fuera más fácil!
Gritaba enfurecido e irritado.
Seth se había mantenido lejos, por su propia seguridad, pues cuando supe que Levin estaba muerto, y que Vivian lo había asesinado, yo me volví un demente.
Ya no era tan fuerte como antes, pero atravesé la pared con mi mano. Intentaron darme sedantes pero me negué.
Adiel se abrazó de mí al momento en que comencé a llorar como un niño.
Maldije a Vivian. La odié con todas mis fuerzas.
—¡Quiero estrangularla! ¡Si la encuentro, le voy a retorcer el cuello! ¡Juro que lo haré!
Caminba de un lado a otro como león enjaulado, planeando la forma de matarla.
—Muzania, relájate.—me pidió Adiel.
—¡No!—rugí.— Por nada del mundo me voy a relajar. ¡Ella mató a nuestro hermano, y yo la voy a matar a ella, aún si me condeno yo solo! ¡Vivian va a pagar por Levin!
Tomé un jarrón y lo arrojé hasta la pared, se estrelló y provocó que Seth diera un brinco. De repente las lágrimas me asaltaron, y me fui al suelo otra vez, llorando desesperado.
Era mi hermano de quien se trataba... Ella lo mató.
Adiel sr me acercó otra vez. Lo abracé de forma brusca y necesitada, mientras lloraba en sus brazos, sentía que por dentro me estaba ahogando otra vez, pero no había oxígeno, ni salida.
Seth meneaba su cabeza mientras me miraba. Al final, solo me quedé sentado, mirando a la nada.
Planeando.
Imaginaba cómo la haría pagar, casi hasta podía escuchar el crujir de sus huesos, y los gemido que su garganta emitía al ser oprimida por mis manos.
Comencé a sonreír y de repente, a reír como un loco.
—Ya me está asustando, Adiel.—decía Seth.
—Sabemos que Muzi es de los más apasionados, siempre fue así, pero ahora desconozco esta parte de su alma. Es oscura. Habló de matar a Vivian.
—¡Solo míralo, Adiel! ¡Está completamente enloquecido!
—La bomba estalló, primero el trauma que tuvo por Nueva York, después su infidelidad, luego pierde a su esposa e hijos por admitir que ama a otra mujer, ahora Briseida ha sido abusada y Maddie igual, por último...nuestro hermano murió. Tiene motivos para querer enloquecer.— me reí más al escucharlos.
Y paré abruptamente.
—No es que quiera enloquecer, Adiel.—me levanté del piso, caminé lentamente hacia ellos.—Nunca me dan opción. Ya enloquecí.
Sonreí y seguí caminando.
Mi celular sonó, al mirar la pantalla, incliné la cabeza hacia un lado. Se atrevía a llamarme.
—Hola.
—¡Muzania estoy en peligro!—me dijo fingiendo miedo.
—¿Ah sí? ¿Otro crimen que tú no cometiste, Vivian?
—¿Qué? ¿Por qué me hablas así? ¿Sigues sin perdonarme?
—Ven a Jamaica. Te espero en una hora.
—Pero Muzi...—la corté de golpe.
Adiel y Seth me veían temerosos, sonreí.
—Adiel, mi fiel hermano. Como tu rey, manda traer a los Arcángeles, y Seth, consígueme una poción que me devuelva mis poderes por hasta que yo decida. Ahora. Tienen una hora, es lo que nos queda de tiempo hasta que llegue esa criminal.
ESTÁS LEYENDO
El Favorito de Dios 4: La Eternidad de un Ángel Apasionado.
RomanceEl hilo del destino a veces es engañoso. Muchas veces nos conduce a dos almas que reflejan y completan la nuestra. Pero por ese mismo hilo, nosotros dañamos, herimos, causamos miseria a quienes más amamos. Ahora, Muzania se verá obligado a elegir nu...